Ninguna visita a Nueva York está completa sin un buen paseo a Central Park. En nuestro caso más que pasear por el parque lo hemos convertido en nuestro merendero particular... y es que cada día cuando el hambre aprieta y las piernas flaquean nos dirigimos hacia allí y hacemos un picnic. La mejor parte de la comida es tumbarse en el césped un rato a descansar mientras oyes a la gente y los pájaros a lo lejos y cuando te has olvidado de donde estás, al abrir los ojos descubres los edificios de Manhattan al fondo.
Como el parque es tan grande el lunes por la tarde alquilamos unas bicis y nos dedicamos a recorrerlo...La verdad es que es increíble ver lo limpio y cuidado que esta todo a pesar de la cantidad de gente que hay a todas horas, porque mires donde mires ves gente cantando, jugando, corriendo, montando en bici, paseando...cada uno a su aire como si el resto del mundo no estuviera allí, sin complejos ni vergüenza simplemente disfrutando del parque. De hecho el otro día mientras comíamos en uno de los lagos, con una preciosa vista de los edificios de fondo, un pequeño grupo de gente se puso a cantar música a capela. Justo al lado había una pareja con sus copas de vino y una botella de tinto, y para romper el encanto nosotros con nuestro tuper con ensalada de pasta…NY en estado puro....
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