Comienza nuestra pequeña gran aventura!!

5 meses, 10 países, más de 30000 kilómetros, en avión, coche, autobús o lo que sea necesario... Todo para cumplir un sueño. Hacer un viaje por las américas. ¡Esperamos que os guste!

martes, 17 de mayo de 2011

Live Music


Después de disfrutar de un musical de Broadway nos entró el gusanillo y queríamos ir a algún bar de música en directo. Una vez consultadas todas las fuentes de información, eso es guías e internet decidimos ir a un local en lo que creíamos un bajo del barrio de  Greenwich donde tocan jazz cada día de la semana. Justo media hora antes el plan se fue al garete (qué palabra tan típica de los westerns americanos...) al encontrarnos un folleto en el que ponía que era imprescindible reservar al menos 30 min antes del concierto.... ¡vaya chaco! Lo primero que pensamos fue preguntar al camarero del bar donde estábamos cenando por algún local chulo y cercano pero la idea no resultó del todo bien y acabamos en un bareto de deportes con teles. Justo cuando decidimos emprender el camino de vuelta a casa y mientras callejeábamos por el barrio de Greenwich en una calle oscura llena de edificios  de  hierro con sus columnas y las típicas entradas de 4 escalones; al otro lado de la calle vimos un cartel y al acercarnos a ver que era descubrimos el Metropotitan Room. El lugar resultó ser un club de ambiente acogedor con montones de mesas unas pegadas a otras  alrededor de un pequeño escenario. Esa noche la actuación era de jazz  con un solista de violín que resultó ser una joven promesa en los ambientes neoyorkinos, o eso es lo que nos dijeron nuestras compañeras de mesa, unas cantantes y una jubilada, asiduas al bar y que nos acogieron enseguida.  El violinista era un chico de unos 25 años con un aire a Woody Allen y con un humor similar al del cineasta. Entre canción y canción el muchacho nos deleitaba con un humor un tanto peculiar (como cuando dijo que iba a leer unos pasajes de un libro, pidió al pianista un poco de música de ambiente para acompañar la lectura y se puso a leer para si mismo) que al resto del público parecía entusiasmar por las carcajadas que se oían. Por lo demás la música fue un repertorio de lo que se llama el “american song book”, que según nos explicaron es una recopilación de las mejores canciones de americanas de las décadas de los 20, 30 y 40s. En definitiva todo un lujo.

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