Viajes en Autobús

No podíamos pasar 20 días en Colombia y no pasar por la zona cafetera a pasar unos días.  Desde que llegamos al país aprovechamos para degustar el café, que aquí toma todo el mundo a todas horas. Hasta nos hemos animado con el tinto (café sólo) cosa impensable en nosotros en España.

Llegamos a la zona cafetera  después de un viaje en autobús que duró 9 horas, en el que recorrimos la increíble distancia de 390 km. Por suerte, nos amenizaron con un DVD pirata y pudimos conocer el entretenimiento de los sábados noche en la tele, supongo que es un equivalente a noche de fiesta en España.... he de reconocer que al final me hacía gracia... 

Rosendo y Roserito

El caso es que el autobús estaba muy bien, era nuevo y cómodo, y las carreteras no están mal; el problema es que son como las nacionales (un carril en cada sentido) y que parece que aquí aún no se han enterado que existen los puentes, así que para ir de Bogotá que está en una ladera de una cordillera hasta Salento que está en la ladera opuesta de la siguiente cordillera, tuvimos que subir y bajar un par de veces por una carretera atestada de camiones... Por suerte, ¡el paisaje era increíble!

 Fincas Cafeteras

Después del increible viaje en autobús llegamos a un pueblecito llamado Salento en plena zona cafetera con la intención de pasar varios días recorriendo la zona.

Desde el primer momento nos encantó el lugar; un pueblecito de montaña muy pequeño lleno de casas de madera pintadas de colores. Alrededor del pueblo hay varias fincas cafeteras que se pueden visitar y donde te explican el proceso de cultivo y tostado del café. El otro gran atractivo del pueblo es que es la entrada al valle del Cocora.

De paseo por la plaza la primera noche tuvimos la suerte de encontrarnos con un español que tiene un hostal en el pueblo y que se ofreció a darnos algunos consejos prácticos. La verdad es que no nos podría haber salido mejor porque nos recomendó una ruta a través de las fincas cafeteras cercanas al pueblo, bajando después hasta un río y volviendo a través del siguiente pueblo que tenía unas vistas espectaculares de la zona y de las plantaciones. Para rematar la jugada visitamos una finca cafetera artesana y ecológica. La platación era muy pequeña y estaba regentada por una familia que cultivaba prácticamente para consumo propio. En la visita nos enseñaron los cultivos, la forma de recolecta, de pelado del café, de secado y de tueste. Como colofón una taza de café, mmmmmm

Amazonas (Parte 3): Una noche en la selva

Eran alrededor de las 10 de la mañana cuando salimos del hostal con los guías de camino a la selva. Ese día habíamos contratado una excursión para recorrer la parte "seca" de la selva y pasar la noche allí. Al hombro todo lo necesario para pasar un día al raso: hamacas, comida y kilos de repelente para mosquitos. En los pies, las botas de agua que nos prestaron en el hostal.

Hacía mucho calor y el sol lucía con fuerza, pero eso dejó de ser un problema en cuanto nos adentramos en la selva y el cielo quedó cubierto por  árboles y plantas . Mientras caminas y observas la vegetación que te rodea tienes una sensación extraña porque la mayoría de plantas que ves las has visto antes, sólo que en un ambiente totalmente diferente...son las plantas que todo el mundo tiene en su casa como plantas de interior o de invernadero.
El suelo era fango cubierto por un manto de hojas, de todos los colores, que poco a poco caen de los árboles y plantas.  Entre ellas, las raíces de los árboles, gruesas y de colores insospechables.
Después de dos horas andando llegamos al lugar donde acamparíamos y pasaríamos la noche y nos dispusimos a comer; pescado en una especie de papillote en hoja de platanera. de mesa improvisada unas hojas de platanera que nuestro guía cortó a golpe de machete. Con el estómago lleno empezamos a montar el campamento, 4 hamaca/tiendas de campaña (ojo a las fotos).

Por la tarde, mientras caía una intensa lluvia, baño en el río y caminata por selva virgen en busca de animales.  Al anochecer, cena mientras Luís (el guía) nos contaba historias del amazonas y de las tribus que viven allí mientras de fondo empezábamos a oír toda clase de sonidos de pájaros, insectos y demás animales. La noche se fue haciendo más y más intensa por momentos y los sonidos cada vez más cercanos e intensos. Justo en ese momento, llegó el momento del paseo nocturno por la selva... vaya yuyu...Imaginaos, después de las historietas de animales que nos había contado el colega, linterna en mano, por en medio de la selva en busca de serpientes y arañas.... y yo que no podía dejar de pensar lo que nos dijo Luis el día anterior "antes de agarraros a ningún árbol o rama, ¡mirad!". Al final sólo vimos una tarántula porque como había llovido muchísimo los animales no habían salido. por mi casi que mejor porque vaya mal rollo me hubiera dado meterme en la hamaca después de haber visto serpientes a 50m del campamento..
La noche se hizo larga. Los ruidos no pararon y al mirar desde la hamaca veía una oscuridad intensa.

Al amanecer llegó la hora de volver. Estuvimos esperando un par de horas a ver si dejaba de llover, pero el amazonas no es como en Alicante, así que tuvimos que emprender marcha... Si el día anterior nos había parecido que todo estaba enfangado imaginaos cómo nos encontramos el camino a la vuelta...no dejó de llover en todo el camino, así que llegamos completamente empapados; a pesar de todo, sin duda  ¡valió la pena!

Amazonas (Parte 2)

Al día siguiente a las 8 de la mañana la lancha nos esperaba para llevarnos a Puerto Nariño. El viaje en sí mismo ya fue una aventura... el barco en cuestión era una lancha de 4 bancos corridos donde nos subimos 20 personas. Los laterales eran dos lonas que según el tiempo se subían o bajaban para ver le paisaje. El viaje duró alrededor de dos horas. La lancha parecía un autobús, y es que cuando alguien se quería bajar silbaba al conductor y éste se acercaba una de las orillas del río y dejaba a la gente, la mayoría de las veces en pequeños poblados de dos o tres casas.

El paisaje como no impresionante. Para empezar sorprende la distancia entre las orillas, tanta que en las ocasiones en que el río hacía un quiebro y veías tierra por delante era difícil saber cual era la dirección del río y cuales las orillas.

A eso de las 10 de la mañana llegamos a Puerto Nariño, un pueblo de 2000 habitantes en el que no hay ni coches ni motos, y que sería nuestra base para explorar la selva. Desde el minuto uno nos encantó el pueblo. Las 3 calles que tenía estaban hechas con placas de hormigón (aquí concreto, jajaja); caminando por ellas veías plantas y flores exóticas y te cruzabas con la gente del pueblo que te saludaba y te daba la bienvenida.

Por la tarde, paseo en canoa (esta si motorizada) por el Lago Tarapoto y uno de los ramales del Amazonas. Ahí vimos las primeras águilas, que cosas nunca hubiera pensado ver águilas en el Amazonas, y disfrutamos de la salida de la luna llena sobre el río mientras volvíamos. Fue algo impresionante, la luna, gigante,se veía primero a través de los árboles, redonda y muy amarilla, como si se tratara de un Sol. Su luz era tan intensa que en un primer momento, a través de los árboles la confundí con una fuente de luz de un poblado indígena, y no fue hasta que surgió de entre los árboles que la reconocimos....

Amazonas (Parte 1)

Inevitablemente todos tenemos ideas preconcebidas de cómo es el Amazonas. Hay quien piensa en las tribus de indígenas que siguen viviendo al margen del resto del mundo, hay quien piensa en anacondas gigantes y hay quien, como yo,no tiene del todo claro que es lo que se va a encontrar.

La primera impresión, desde el avión, fue impactante. Al descender, poco a poco, vas intuyendo una especie de tapete verde, muy denso, que llega hasta donde te alcanza la vista; y conforme el avión pierde altura y vas viendo más detalles descubres al río, serpenteante, entre la vegetación.

Al aterrizar la cosa cambia. Leticia no es lo que se diría una ciudad bonita sino, más bien un puerto comercial y un lugar turístico desde el que los “guiris” nos aventuramos a la selva.  Al caminar durante un rato por las calles principales uno se da cuenta de que no hay mucho que hacer a parte de excursiones. Por suerte para la ciudad, es el puerto más importante del amazonas colombiano y el único aeropuerto, lo que le garantiza la supervivencia.

Esa misma tarde, después de instalarnos en el hostel nos dirigimos hacia el centro a tratar de negociar las mejores excursiones para conocer la zona. Después de mucho mirar y negociar decidimos trasladarnos al día siguiente a un pueblecito 2 horas río arriba y pasar allí las 3 noches que nos quedaban.

Una vez contratado todo era el momento de acercarnos al puerto a ver en persona al río. No podía ser mejor momento, el atardecer...

Bogotá y alrededores

Después del calor de Cartagena no hay nada mejor que aterrizar entre las montañas de Bogotá para recuperar el aliento. Lo mejor de la ciudad es el barrio de la Candelaria; el barrio antiguo, que más que una gran ciudad parece un pueblo de la mancha. En el corazón de la Candelaria, el museo Botero enseña la parte menos conocida del escultor, su pintura.

El domingo es el mejor día para recorrer las calles del centro. Durante toda la mañana las calles están cortadas al tráfico y sen convierten en carriles bici repletos de familias disfrutando del tiempo libre. A media mañana aprovechamos para recorrer el museo del oro, simplemente impresionante.

Una vez recorrida la ciudad decidimos explorar los alrededores.

Uno de los días hicimos una excursión de un día al pueblo de Zipaquirá, famoso por sus minas de sal, pero sobretodo por la catedral que han construido en las galerías de la mina. Lejos de ser una pequeña capilla, la catedral esta compuesta por varias galerías que bajan en forma de espiral hasta la iglesia propiamente dicha. El templo consta de 3 naves, con su altar y sus banco para oficiar misa, todo a 180 m bajo tierra...

Cartagena de indias

Al entrar en Colombia es preciso dejar los prejuicios de peligrosidad que todos tenemos para poder disfrutarla; y es que basta con pasear durante un rato por Cartagena para comprender que no hay razón para preocuparse. La gente es servicial y amable y esta siempre "a la orden" (como dicen aquí en vez de decir en qué le puedo ayudar) para echarte una mano.

Es una ciudad colonial completamente conservada y rodeada por una muralla. Al pasear por sus calles descubres que no es como en tantos otros sitios en los que la ciudad más antigua ha quedado deshabitada y es más un decorado que otra cosa. Cartagena es ante todo una ciudad viva, en la que ves gente por la calle a todas horas, y no sólo turistas, que conste.

Todo en Cartagena resulta familiar. Será la estructura de la ciudad que es típica española, con una plaza en el centro. Todas las calles tienen encanto y uno podría pasarse días simplemente paseando y mirando los balcones de madera.

Playa Blanca, Cartagena

7:30 am suena el despertador. Día después de la rumba en la chiva. Por suerte al abrir los ojos descubro que no tengo resaca, menos mal que pare a tiempo y nos retiramos temprano.

8:30 am llegamos al puerto y nos registramos. (nuestra lancha para playa blanca sale a las 8:45)

8:45 am esperamos sentados en el muelle

9:15 am segimos esperando

9:20 am nos acordamos que estamos en el caribe, y una ya sabe que los horarios aquí...seguimos esperando.

9:30 am nos llaman al barco.

09:45 am esperamos dentro de la lancha.

10:00 am salimos de Cartagena.

11:10 am llegamos a playa blanca

11:15 am bajamos de la lancha y somos abordados por dos vendedores de almejas crudas, que cómo no, nos las dan a probar, y por una masajista.

11:20 am desayuno almejas con un chorrito de limón mientras intento convencer al tipo de que no quiero probar más y que no quiero comprarle.

11:25 am la masajista aprovecha un descuido para mostrarme lo bien que da masajes

11:30 am conseguimos huir paseando por la orilla de la playa y ver por fin el paisaje.

11:35 am somos perseguidos por la masajista que me ha dicho que cuando me instale me habla de precios.

11:40 am alquilamos un con un par de tumbonas y nos vamos al agua.

11:50 am intento negociar con la masajista... acabo contratando un masaje para cada uno.

11:55 am el tiempo se detiene mientras me relajo con el masaje y escucho el mar de fondo.

12:25 pm de vuelta al agua.

12:40 pm vamos en busca de la comida mientras nos ofrecen, langostas, langostinos, almejas....

12:45 pm comemos plato típico, pescado frito con ensalada y arroz.

1:00 pm el tiempo se detiene mientras contemplo el mar del caribe de color azul turquesa y oigo las olas.

1:30 pm nos pilla un aguacero mientras nos estamos bañando.

2:00 pm el tiempo se vuelve a detener

4:00 pm compramos un coco y bebemos su agua mientras esperamos la lancha de vuelta.

5:00 pm llegamos a Cartagena después de un día espectacular de playa en el Caribe.

Soy esquemática pero, qué más se puede pedir después de una noche de juerga y una día de playa...

La rumba en la Chiva

En un continente en el que quien más y quien menos se marca un baile a lo Dirty dancing, ¿qué pueden hacer un par de españolitos? La respuesta era sencilla, ¡la rumba en la chiva!

Todo comenzó a las 8 de la tarde, bueno en Cartagena noche. A esa hora nos subimos a la Chiva, un autobús de banco corrido, con los laterales abiertos, y pintado de mil colores llamativos. En el banco de detrás la banda, compuesta por cantante, percusionista y acordeón. En el banco de delante el vendedor de maracas. El resto de la chiva aún estaba vacía.

Primera canción y arranque de motores para comenzar a recoger al resto de la gente. Y con el primer movimiento de brazos bailando, el vendedor enseñándonos las maracas y ofrenciéndolas por 30.000 pesos colombianos (12 euros). Las miramos y le decimos que no estamos interesados a lo que intenta negociar... 20.000 así llevas un recuerdito a casa....

Después de como media hora recogiendo gente, estábamos casi llenos. Segundo intento del vendedor de maracas que ahora ha bajado de la chiva y se me acerca desde la calle. En este momento todo el mundo que ha subido a la chiva tiene su par de maracas. Venga niña que todo el mundo está rumbeando y tu cómo no... te las dejo en 10.000... en este momento es cuando le explico que no es un tema del precio es que no estoy interesada porque estoy en un viaje largo y no puedo cargar cosas pero que le agradezco que me las rebaje tanto... el tío no entiende el concepto de no comprar suvenirs y sigue insistiendo.. el autobús arranca y sube a el de un salto...

Sigue la rumba. En una de las paradas aprovechamos para comprar unas cervezas de vendedores ambulantes que nos las acerca a la chiva. Nuestro amigo el vendedor de maracas no entiende el concepto de comprar cervezas y no maracas y vuelve a insistir; venga guapa mira tengo estas más pequeñas, ideales para la maleta... no no pero muchas gracias... venga ni que sea un par, las separas y una para ti una para el... venga que te las dejo en 5.000 (2 euros)... no no gracias de verdad... joer sabía que se me daba bien regatear pero esto supera todo lo anterior!!!!!

Cuando la chiva estaba llena repartieron un cubo con hielo, una botella grande de cola y un botella de 0,5 litro de licor por fila, y ala botellón y rumba en la chiva. Poco a poco la gente se iba animando.

Al rato parada en la muralla y encuentro de todas las chivas, imaginaos el cachondeo. Sólo diré que Joan acabó con un cuenco con frutas en la cabeza... de ahí de vuelta de la chiva a comer unas arepas de huevo y a una discoteca a bailar Salsa.

Ya en la discoteca acabamos conociendo a una colombiana que vive en San Sebastián y que nos presentó a su hermana y dos amigos. Al final de la noche acabé hablando de guerrilla con uno de los chicos que resultó ser un policía.

En fin, ¡Toda una experiencia!

Cataratas y Ceviche

Todo el mundo sabe que la mejor manera de conocer un país es con un nativo y en Panamá tuvimos la suerte de conocer uno que nos recomendó que hacer y nos llevó de paseo a sitios que de otra manera no hubiéramos llegado. Además teniendo a Eva (la prima de Joan) por alli no podíamos estar mejor. 

Después de 1:30 horsa de coche por la autopista que recorre el país de norte a sur y otra hora por carreteras no tan buenas llegamos a un pueblecito  perdido en la montaña desde donde caminamos hacia unas cascadas. Todo a nuestro alrededor era bosque tropical, con montondes de árboles y plantas verdes que daban sensación de frescor (sólo era una sensación, temperatua 25º humedad 80%). Y entre las plantas aparecieron unas cascadas en tres escalones. Por supuesto tocaba baño y picnic (que ya es más que una tradición).

De vuelta a ciudad de Panamá, nada mejor que un ceviche auténtico para completar un día redondo. Sólo un local nos podría haber llegado a un lugar tan singular. El barecito en cuestión era el porche de una casa, con techo de palma, una barra enana y un par de mesitas. Imaginaos, salsa de fondo, las paredes pintadas de colores vivos, una mujercita al otro lado de la barra y como clofón un ceviche casero de marisco y una cerveza Panamá.... mmmm

Panama y el Canal

Al entrar en un país latino, y a pesar de ser castellano parlante, uno debería de recibir un manual-diccionario para poder entenderse. Si no corres el riesgo de que te pase lo que a mi; al llegar a casa de Eva el portero nos preguntó si nos podía ayudar en algo y yo muy amable, no gracias, y el tipo vuelve te puedo ayudar en algo y yo no muy amable gracias y el tipo no que si que te puedo ayudar que me digas tu nombre y a donde  vas... y yo con cara de situación ahh claro es que no le estaba entendiendo... imaginaos el tio debía pensar que soy idiota o algo asi, no? que parte de te puedo ayudar no entienes? y yo desde el otro lado pensando para que me dices si me puedes ayudar, dime que me tienes que registrar!

Y eso es solo la punta de iceberg... pocos día después veo un cartel que dice, duro de frutas naturales 0,25, y claro ni idea, asi que me acerco al puesto y pregunto qué es un duro, y la tipa me mira como si viniera del espacio... y me lo enseña, un polo en vaso de papel... 

Al margen de las confusiones linguísticas Panamá en un país de bosque tropical con muchísima vegetación y playas vírgenes. Pero sobretodo Panamá es el país del canal. No solo es la principal fuente de ingresos del país ( más de 3 milones de dólares al día) sino el mayor orgullo. Todo el mundo conce la historia de la construcción y la explatación de pe a pa y aprovechan cualquier oportunidad para expliacártela. El caso es que cuando llegas al museo del canal ya sabes que la idea oiginal fue de los españoles, que luego los frnaceses lo intentaron pero no lo consiguieron y que por fin los gringos lo construyeron con la condición de expropiar el terreno a Panamá y quedarse con la explotación del canal (menos mal que el presidente panameño Torrijos consiguió firmar un acuerdo de devolución del canal, que desde el 2000 pertenece por fin a Panamá)

Get your kicks on route 66

Como es de esperar cuando uno recorre un país como USA de este a oeste, nos hemos encontrado un montón de paisajes diferentes. Desde el húmedo y verde Illinois hasta el desértico Arizona. En este periplo de 8 estados (Illinois, Missouri, Kansas, Texas, Nuevo México, Arizona, Nevada y California) hemos encontrado de todo, ciudades fantasmas, planicies desérticas, planicies verdes, bosques húmedos, campos cultivados y montañas.
Pero no solo los paisajes son diferentes, también las ciudades y las formas de vida; desde los superpoblados Illinois y Missouri, en los que había un pueblo cada 5 km, hasta los desérticos Texas y Nuevo México en los que pasamos km y km sin ver ninguna población y en los que sabíamos que estábamos en un pueblo por el cartel de la carretera y los buzones del correo, que hacían intuir que en algún lugar había alguien que recogería las cartas...

Y por supuesto la gente. Y de entre ellos Gary, un señor de unos 70 años que vivía en un pueblo diminuto de Missouri y que había conocido la ruta en su auge cuando era niño. Gary no sólo nos contó un motón de curiosidades de la ruta y de su antigua gasolinera (una restauración de la gasolinera que estaba en el mismo sitio en los años 30); además nos dió una lección de cómo una persona que vive en el USA profundo y no ha salido de su país en toda su vida, puede tener una visión super actual y abierta del mundo; sin prejuicios.

http://www.youtube.com/watch?v=dCYApJtsyd0

Los ángeles

Poco te puede sorpender de una ciudad que conoces por tantas cosas como Los ángeles; y aún asi todo parece diferente de la idea que tienes en la cabeza. Hollywood, el paseo de la fama (con las estrellas), el teatro chino (con las firmas y huellas Bogart, Marilyn y muchos más) e incluso el teatro Kodak (donde se entregan cada año los oscars) son el realidad mucho menos amplios y glamurosos. Berverly Hills no es más que un barrio lleno de mega mansiones y coches de super lujo. Y por supuesto están las playas en las que antaño se paseaban David Hasselhof y Pamela Anderson que son en mi opinión lo mejor de la ciudad, y a las que no tienen nada que envidiar las playas alicantinas...
Lo más curioso es ver como los hispanos estamos reconquistando el país a base de inmigración.. todos los carteles en metros, el aeropuerto, supermercados, etc están en castellano, bueno en  hispano, porque seamos sinceros yo no entendía la mitad...eso si te hace sentir como en casa. El resultado de todo esto es el spanglish que ahora si os puedo asegurar que existe, y que he oido en primera persona. ¿y cómo sabes qué está escuchando spanglish? a ver que os parece:
el: how much is the rent?
ella: mil doscientos dolares
el: mil doscientos divided by three, four hundreds, I don´t have that much money mi amor, ¿qué haremos?
ella: don't worry....

Después de dos días inmersos en naturaleza pura en Gran cañón no podía venir otra ciudad que Las vegas para romper con lo anterior y continuar el viaje.

Lo primero que te viene a la mente cuando llevas un rato explorando la ciudad es ¿ Por qué ha crecido una ciudad en medio del desierto, sin más atractivo que casinos? Y probablemente la respuesta esté en que Las Vegas es el lugar en que cada uno hace lo que queire sin dar explicaciones y sin que nadie le juzgue. Da igual si se trata de pasarse el día jugando en las máquinas tragaperras, mesas de poker o ruleta; bebiendo cocteles desde el desayuno o comiendo sin parar en los buffets. Solo parece haber una cosa que no se pude hacer en Las Vegas, no gastar...

Cuando consigues encontrar tu ritmo y no dejar que la vorágine te arrastre resulta entretenido y toda una experiencia.

La mejor parte fue cuando entramos a cotillear en una de las capillas de los hoteles, no podíamos perder la oportunidad de ver cómo son, y las recepcionistas al vernos ni siquiera nos preguntaron a qué veníamos...