Después del calor de Cartagena no hay nada mejor que aterrizar entre las montañas de Bogotá para recuperar el aliento. Lo mejor de la ciudad es el barrio de la Candelaria; el barrio antiguo, que más que una gran ciudad parece un pueblo de la mancha. En el corazón de la Candelaria, el museo Botero enseña la parte menos conocida del escultor, su pintura.
El domingo es el mejor día para recorrer las calles del centro. Durante toda la mañana las calles están cortadas al tráfico y sen convierten en carriles bici repletos de familias disfrutando del tiempo libre. A media mañana aprovechamos para recorrer el museo del oro, simplemente impresionante.
Una vez recorrida la ciudad decidimos explorar los alrededores.
Uno de los días hicimos una excursión de un día al pueblo de Zipaquirá, famoso por sus minas de sal, pero sobretodo por la catedral que han construido en las galerías de la mina. Lejos de ser una pequeña capilla, la catedral esta compuesta por varias galerías que bajan en forma de espiral hasta la iglesia propiamente dicha. El templo consta de 3 naves, con su altar y sus banco para oficiar misa, todo a 180 m bajo tierra...
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