Al entrar en Colombia es preciso dejar los prejuicios de peligrosidad que todos tenemos para poder disfrutarla; y es que basta con pasear durante un rato por Cartagena para comprender que no hay razón para preocuparse. La gente es servicial y amable y esta siempre "a la orden" (como dicen aquí en vez de decir en qué le puedo ayudar) para echarte una mano.
Es una ciudad colonial completamente conservada y rodeada por una muralla. Al pasear por sus calles descubres que no es como en tantos otros sitios en los que la ciudad más antigua ha quedado deshabitada y es más un decorado que otra cosa. Cartagena es ante todo una ciudad viva, en la que ves gente por la calle a todas horas, y no sólo turistas, que conste.
Todo en Cartagena resulta familiar. Será la estructura de la ciudad que es típica española, con una plaza en el centro. Todas las calles tienen encanto y uno podría pasarse días simplemente paseando y mirando los balcones de madera.
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