Comienza nuestra pequeña gran aventura!!

5 meses, 10 países, más de 30000 kilómetros, en avión, coche, autobús o lo que sea necesario... Todo para cumplir un sueño. Hacer un viaje por las américas. ¡Esperamos que os guste!

sábado, 30 de julio de 2011

Welcome to Peru

Cruzamos a Perú por carretera, desde la zona sur de los Andes Ecuatorianos hasta la costa norte de Perú. Parece mentira, no habíamos recorrido ni 5 km desde la frontera y el cambio de país era evidente.
Ecuador tiene las carreteras nuevas y bien asfaltadas; los pueblos modernos (vamos que no son coloniales ni especialmente bonitos) pero bien cuidados, con las casas bien pintadas y con  buena pinta, con todas las calles asfaltadas y con comercios.  En cambio al llegar a Perú empezamos a ver: las carreteras mas viejas, los pueblos con las calles de tierra, las casas a medio construir y sin pintar. Por supuesto no estoy hablando de ciudades ni de pueblos grandes, sino de aldeas que fuimos atravesando por la carretera.
El paisaje cambió radicalmente y pasamos del frescor de los Andes a la aridez del desierto. Otra cosa que me sorprendió mucho fue la cantidad de basura que se ve por las carreteras y por las calles. Digamos que la primera impresión de Perú no fue todo lo buena que esperaba...quizá las 9 horas de autobús que tardamos en atravesar también influyeron...
Para no ser injusta diré que el desierto es impresionante. Pensar que en menos de media hora pasamos de estar rodeados de montañas verdes y llenas de nubes bajas, a no tener nada alrededor mas que arena y algunas montañas rocosas y completamente áridas a lo lejos.
Esa noche paramos en una ciudad de playa para descansar antes de continuar el viaje. Para celebrar que ya estábamos en Perú nada mejor que ¡un buen ceviche!

viernes, 29 de julio de 2011

Comidas típicas, Ecuador

Bizcochos de Cayambe, Quito
Mojado de Pollo, Quito

Fritada de Chancho con choclo, papa y plátano frito, Mitad del mundo
Sopa de choclo con papa y aguacate y "Tapa" de fritada con maiz frito, Mitad del mundo

Hornado, Otavalo
Buñuelo de maiz, Otavalo
Sopa de quinua, Otavalo



Fruta no identificada y hierba luisa para te, Otavalo

Mientras Joan, como buen amo de casa recogía la ropa de la lavadora se encontró al dueño del hostel en el jardín y le regaló unas frutas para hacer zumo y una hierbas para hacer te. Al final resultó exótico y bueno.







Batidos de plátano y buñuelos rellenos de plátano, Otavalo






Queso, Otavalo
Jamón para sanduches, Otavalo






 Porque en Ecuador no hay sandwiches, ¡hay sanduches!








Patacones, Baños
Cuy (Conejillo de Indias), Baños














Caña de azucar, Baños
Zumo de caña de azucar, Baños

lunes, 25 de julio de 2011

Cuenca, Ecuador

Es irónico que en 30 años en España no hayamos ido nunca a Cuenca, y que en 15 días en ecuador acabemos en esta ciudad.
Para variar, la ciudad fue fundada por un español que la llamó como su ciudad natal, dato que no deja de sorprenderme por muchas veces que lo vea, y es que con los nombres exóticos que debía haber, no entiendo la obsesión por recrear ciudades españolas. Supongo que el hecho de que las comunicaciones no fueran tan ágiles como ahora, y que los conquistadores pasaran años sin volver a España  tiene algo que ver; es comprensible que hicieran todo lo posible por sentirse como en casa.
La ciudad es colonial. Está llena de placitas, iglesias y casas coloniales con balcones de madera.  En realidad es muy parecida a la parte colonial de Quito, pero sin las ventajas de una capital.
Una vez allí, y como el tiempo no nos daba tregua y seguía lloviendo, visitamos las ruinas de incas que se conservan en la ciudad. Lo mejor de la visita fue la guía; era tan apasionada explicando los detalles de la mezcla de culturas, cañari, inca y española en el yacimiento, que conseguía contagiarte. Después de más de una hora de explicaciones salimos de allí con mucha mas curiosidad sobre las culturas precolombinas y sobretodo por la cultura Inca.

Viajes en bus, Ecuador

Si los viajes en autobús en Colombia me dejaron alucinada, Ecuador no iba a ser menos. Para ser sincera, el país esta mucho mejor de lo que esperaba, y especialmente las infraestructuras. Las carreteras, aunque siguen sin ser autopistas, están en buenas condiciones y se nota que son bastante nuevas. Los autobuses en si, digamos que no tienen nada que envidiar a los españoles. Pero entonces cabria preguntarse, ¿ que tiene de especial los viajes en bus?
Para empezar, por muchas veces que te digan (que te lo dirán) que el trayecto es directo, no es verdad. Mientras el autobús avanza por la carretera va atravesando pueblos en los que va recogiendo a gente; pero no penséis que es una cosa organizada y que el bus para en una estación y ahí se baja y se sube todo el mundo, ¡que va! Cada vez que alguien se quiere bajar, se acerca al conductor y le dice,"por favor, siguiente esquina" y el conductor se para en medio de donde sea, ¡con un par! y para recoger gente igual. Que quieres coger un bus, pues sales una calle por la que sepas que pasa y cuando se acerca lo paras, como si fuera un taxi; ¡en un mismo pueblo el bus puede acabar parando 5 o 6 veces!
Pero eso no es lo mejor....no os inmaginais la cara que se me quedo la primera vez que vi a un pasajero acercarse al conductor para pedirle que parara en medio de la nada para bajar a mear... yo no me lo podía creer; el conductor se paro en unos arbolillos que había al lado de la carretera, y el hombre ni corto ni perezoso se bajo e hizo sus necesidades mientras todo el bus esperaba...
Y aun mas, en cada pueblo, además de las paradas para dejar y subir pasajeros, suben los vendedores. Es muy gracioso porque te venden de todo: patatas fritas, caramelos, fruta, liquido para los ojos, polvos par limpiar el intestino (si, si....).
En fin, los viajes en autobús siguen siendo ¡una experiencia en si mismos!

Ingapirca, ruinas Cañari-Incas


Nuestras primeras ruinas. Para entrar en materia y ya que el tiempo no mejoraba, decidimos acercarnos a las ruinas de Ingapirca desde Cuenca. El complejo es pequeño pero está bien conservado. Los primeros pobladores d ella zona, los cañari, vivieron allí desde antes de Cristo. Allí construyeron sus casas, templos e incluso su cementerio; todo hasta que llegaron los Incas y arrasaron con todo para imponer su cultura.
Desde que llegamos a Sudamérica no hemos visto más que ejemplos de lugares que los españoles arrasaron para imponer sus costumbres y cultura. Se hace raro que por una vez o sea así. Y no por eso está bien. Es una pena que durante la historia, los imperios con inquietud expansionista no hayan tenido la sensibilidad o el respeto necesario por las culturas conquistadas.
En el caso de Ingapirca los Incas reutilizaron parte de la ciudad cañari de manera que no todo se ha perdido, y aún hoy es posible apreciar algunas tumbas y casas.
Al conservarse partes de las dos culturas es fácil ver las diferencias de estilos de vida y creencias; todo por supuesto con ayuda del guía, que no semos tan listos... Recorrimos las ruinas casi sólos, ya que por su localización, no van casi turistas. Supongo que estas son el tipo de cosas que sólo podemos hacer los que viajamos durante tanto tiempo...

sábado, 23 de julio de 2011

Tren de la nariz del Diablo, Alausí

De camino al sur de Ecuador paramos en Alausí, un pueblo enano y poco turístico. Antaño era un nudo de vías de tren, pero con la mejora de las carreteras ha quedado relegado. Lo único que se puede hacer allí es rememorar los tiempos en los que e principal medio de transporte rápido de Ecuador era la línea férrea que atravesaba el pueblo y que unía Quito con Guayaquil (las dos ciudades más grandes del país). La línea se construyó a principios del siglo XX. 
La gracia del tren es que baja un desnivel de 486 metros en 13 kilómetros. Teniendo en cuenta que los trenes no pueden hacer curvas de 180º como los coches en las carreteras de montaña, conseguir ese descenso en un logro.
En la actualidad el recorrido es meramente turístico. Esta muy bien montado. Los vagones son de madera. La velocidad del tren 13km/h. El paisaje es tan escarpado que no hay nada más que la vía del tren, y alguna casa de vez en cuando.

El volcán fantasma (Tungurahua)

Baños es un pueblo de montaña enclavado en un valle de los Andes.  El pueblo, que está a 1.800m, acaba en la falda de una de las montañas que lo delimitan. Las montañas de los alrededores son de 3.000m y hacen que desde el pueblo no se vea más que montaña y cielo, eso si tienes suerte y te salen días despejados. Justo detrás de una de estas montañas está el volcán Tungurahua. Bueno, suponemos que está, porque en los 4 días que estuvimos en Baños, no pudimos verlo.
Desde que llegamos al pueblo había una intensa niebla. Cada mañana al levantarnos nos asomábamos a la ventana para ver si el tiempo mejoraba y había un poco más de visibilidad. Las nubes eran densas y grises que no se podía ver nada a través de ellas. Todavía me pregunto si las fotos del pueblo con el volcán de fondo, que había en todos los restaurantes, no serían un montaje de Photoshop...
Hartos de esperar a que el tiempo mejorara, subimos a uno de los miradores a ver si divisábamos algo, pero ni con imaginación uno diría que delante de las narices debía haber un volcán de 5.023m.
El único indicativo de que en los alrededores hay un volcán, las señales...

jueves, 21 de julio de 2011

Folclore


En nuestro viaje por Ecuador hemos recorrido de norte a sur la cordillera de los Andes. Desde Otavalo a Loja. Hemos pasado por ciudades grandes y pueblos pequeños. Cada cosa tiene su encanto, pero es en los pueblos de montaña donde hemos encontrado las cosas más folclóricas, por decirlo de alguna manera. Es allí donde hemos oído música tradicional andina, visto a la gente vestida con los trajes típicos, visto las artesanías y probado las comidas típicas.
Me encanta descubrir que aquí los trajes típicos no son algo que ha quedado en desuso, y que sólo usan cuando hay turistas o cuando son las fiestas del pueblo. Cualquier día caminando por Otavalo o Alausí, o en el autobús, te encuentras gente ataviada con su sombrero, su pollera (en el caso de las mujeres, porque es una falda), su poncho y sus alpargatas. Todo combinado, o en azul, o en rosa o en cualquier otro color.
Al recorrer el país de norte a sur hemos tenido la oportunidad de ver las diferencias de los trajes. Los del norte más austeros y discretos, la mujeres, con faldas largas negras y blusas blancas con encajes de colores en las mangas, y los hombres, con pantalones cortos blancos y camisas. En el centro las mujeres lucen faldas más cortas (no os emocionéis que llegan hasta la rodilla) de colores llamativos y con ponchos a juego, y los hombres pantalones largos negros con poncho. Y en el sur, la mujeres con faldas cortas de colores, camisa blanca y una banda de colores para abrigarse, los hombre con camisa blanca, pantalón cubierto de lana virgen y poncho. Uno no pude evitar mirar y deleitarse con atuendos tan especiales.
 
Otro aspecto del folclore local que nos ha llamado la atención ha sido la música andina. En Otavalo tuvimos la suerte de poder escucharla en directo. Os imagináis a un grupo vestido de indios con plumas en la cabeza y tocando versiones de canciones de U2 etc con flautas y demás, pues nada que ver. Era un grupo de 4 músicos vestidos en vaqueros y con una guitarra, un tambor, una flauta y otra especie de guitarra pero más pequeña. Nos gustó tanto que empezamos a buscar música típica andina por internet.

lunes, 18 de julio de 2011

Deportes de aventura

Por mucho que vayas de independiente, no puedes ir a un lugar como Baños y no aprovechar para hacer algo de deporte de aventura. Nosotros, para no ser menos, nos tomamos esta tarea muy en serio.
El primero en arrancarse fue Joan, que en cuanto vió la primera oportunidad se lanzó sin pensárselo. En cuanto me quise dar cuenta tenía el arnés puesto y estaba esperando para lanzarse a lo superman por un cable de 1km de largo y a 100 metros de altura sobre el río. Pensándolo bien, más que a superman, me recordó ¡al hombre bala!


Para mi, que no soy amante de las alturas, montar en Tarabita (una cabina metálica parecida a la cesta de la compra, que cuelgan de dos cables y que pasa de una lado al otro del valle volando a unos 100m del suelo) y disfrutar del viaje, fue más que suficiente.
Después de las aventuras en las alturas aún nos quedaron ganas de más. Un par de días depués alquilamos una moto de cross y nos fuimos en busca del "volcán fastasma" (lo del volcán se merece un post en si mismo...). Por último y para experimentar la aventura a todos los niveles, aire, tierra y agua, hicimos una excursión de rafting.

sábado, 16 de julio de 2011

El pailón del Diablo, Baños

En nuestro viaje de norte a sur del país, a través de la cordillera andina, llegamos a Baños. Nada más bajar del autobús empezó a llover.
No hace falta ser muy avispado para darse cuenta de que el pueblo es un centro turístico importante. Las calles principales están llenas de agencias de aventuras, que ofrecen desde paseos a caballo hasta excursiones de escalada al Chimborazo, el volcán más alto del país.
Al día siguiente las nubes seguían bajas. A pesar de que el día no acompañaba decidimos hacer la ruta de las cascadas, que todas las agencias nos recomendaron, eso si, sin mucha fe en que fuera nada del otro mundo.
El paseo sigue la carretera que conduce a la selva, a solo 60 km. Cada 2 km más o menos tienes un salto hasta que llegas al Pailón del Diablo. El paisaje empieza siendo de tipo montaña y poco a poco van apareciendo plantas selváticas. El ambiente rezumaba agua por todas partes.
Como cualquier sitio turístico estaba lleno de gente que seguía el mismo recorrido que nosotros, por suerte todos iban en bicicleta o en chiva (autobús) así que pronto nos dejaron atrás y pudimos disfrutar de los paisajes con más tranquilidad.
Al final del paseo, cuando llegamos a la catarata del pailón del Diablo ya no había casi nadie. El camino se hace estrecho y serpentea hasta llegar justo a la zona donde el agua cae. El agua cae con tanta fuerza que al tocar el suelo sale disparada en mil direcciones; y cada vez que cae, suena como trueno. Me recordó el estallido de un fuego artificial, que al explotar suelta diferentes hilos de colores y tarda unos segundos en tronar. El fondo estaba tan difuso por los golpes de agua que no se distinguía el río. Al final del camino, y a través de una gruta por la que pasamos en cuclillas, acabamos situados justo dejado de la caída de agua. El ruido era ensordecedor y allí debajo parece que estés en una burbuja. En el fondo, el ruido y la sensación de aislamiento resulta relajante. Después de algo así, lo de menos es que volviéramos al hotel completamente calados y de rally en el autobús.

 


viernes, 15 de julio de 2011

El mercado de Otavalo

El mejor día para estar en Otavalo es el sábado, que es cuando las comunidades indígenas de los alrededores bajan al pueblo a vender sus artesanías. El centro de esta pequeña ciudad andina queda cortado por los miles de puestos de tejidos, bisutería, artesanías y todo lo que uno pueda imaginar. Es curioso caminar entre la multitud y ver a los vendedores vestidos con los trajes típicos de la zona chapurreando en inglés o en lo que haga falta, con tal de vender.
Pero además del mercado de artesanías, el sábado se amplían los puestos del mercado de alimentos y hay un mercado de animales. En fin, que la ciudad entera se rinde al comercio y las calles se llenan de gente que va de un lado a otro preguntado precios y comprando.
En nuestro caso, la cosa estaba complicada porque, a pesar de las cosas tan exóticas e interesantes que vimos, no podíamos comprar nada, todavía queda mucho viaje y no es plan de ir cargando. Nos tuvimos que conformar con recorrer los puestos y aprovechar para probar unos buñuelos de maíz.
La parte más impactante del mercado fue la zona de los animales. Aunque para la hora que llegamos estaba casi vacío, hubo varias cosas que nos llamaron la atención. Había gallos vivos, atados por las patas y tirados en el suelo; mientras alguien al lado los intentaba vender, pero lo más curioso es que los pobres ni se movían, ni cacareaban, si se quejaban era como si ya tuvieran asumido que no había nada que hacer. También nos sorprendió ver varios vendedores con cestas llenas de conejillos de indias, hasta que caímos en que aquí se comen, y de hecho son un manjar.
Una vez recorrido el mercado dedicamos la tarde a recorrer los alrededores de la ciudad. Subimos colina arriba en busca de “El lechero”, un árbol sagrado para las comunidades indígenas de la zona. Como de costumbre acabamos ampliando la ruta y recorriendo un lago cercano, recomendación de un señor que nos encontramos por el camino. Una vez más gracias al idioma pudimos charlar con el señor. Mientras, yo aprovechaba para repartir unos caramelos que llevaba en el bolso entre sus hijos. El hombre quedó tan agradecido que pocos minutos después de que nos fuéramos de su casa nos mandó a una de sus hijas corriendo a decirnos que la aldea de al lado estaba de fiestas, que bajásemos a verlas. Parece mentira, que a veces un gesto tan sencillo para ti como repartir unos caramelos entre unos niños, pueda suponer tanto para otra persona.

jueves, 14 de julio de 2011

Lugareños

La gente que nos encontramos por el camino está siendo, una vez más, lo que hace que los lugares nos gusten aún más. Desde que estamos en Ecuador, hemos conocido a gente de todas clases y con las que hemos compartido momentos irrepetibles.
Hace sólo unos días, en un autobús de Quito me senté al lado de una señora de unos 45 años. En seguida se dio cuenta de que éramos españoles y empezó a hablar conmigo. En poco más de 5 minutos ya me estaba contando que había vivido en España 12 años, que tenía dos hijos, un novio... Continuamos hablando de lo bonito que es Ecuador y me contó que venia de viaje de un pueblecito y que llevaba queso, dulces y té típicos para su familia. En cuanto me quise dar cuenta, había sacado el queso, los dulces y el té y nos estaba ofreciendo. A todo esto yo intentaba negarme porque me sabía fatal que la mujer nos diera las cosas que llevaba para casa, pero ya se sabe que uno no puede decir que no a una madre cuando se trata de comida. Al final, no solo nos dio a probar de todo sino que acabamos con una bolsa de pastas y varias ramas de hojas para hacer te.
Unos días más tarde, en un pueblecito de montaña, en medio de una carretera, mientras dábamos un paseo, nos encontramos a un agricultor de unos 70 años. Estábamos buscando las mejores vistas de una cascada y al ver al hombre le preguntamos. Después de darnos las explicaciones, se vino en la misma dirección que nosotros. Nos acabó acompañando hasta el lugar y mientras, como no, yo aproveché para que me contara cosas de su vida cotidiana.
Me gusta ver lo bien que nos trata todo el mundo aquí; es una sentimiento agridulce porque me da la impresión de que nosotros no somos tan amables con ellos en España, aunque por sus reacciones al saber que somos españoles, espero equivocarme.

lunes, 11 de julio de 2011

Rucu Pichincha

La ciudad de Quito está ubicada en una hoya, en la ladera del volcán Pichincha. Como ya le estamos cogiendo el gustillo a eso de hacer senderismo, no podíamos desaprovechar la oportunidad de subir a nuestro primer volcán, así que nos propusimos subir al Rucu Pichincha. La dificultad de esta excursión fue la altura, 4627m, y el riesgo de mal de altura.
Para subir al volcán se coge un teleférico desde Quito que te deja a una altura de 4100m. Justo a la bajada del teleférico las vistas son impresionantes. Si llegas a primera hora de la mañana, se pueden ver 4 volcanes nevados que rodean la ciudad: el Cotpaxi, el Sincholagua, el Antisana y el Cayambe. 


Con el ánimo a tope y dos bocatas en la mochila, empezamos a subir. Después de la primera parte, en la que el camino estaba bien marcado, llegamos a la ascensión propiamente dicha. A partir de entonces, fuimos buscando la mejor manera de subir, sin perder de vista las señales. Las pendientes se acenturaron hasta tal punto que empezó a preocuparnos más la bajada que la subida. Tardamos 3 horas en subir, pero una vez allí mereció la pena.

 
 
A la bajada, las vistas de los nevados estaban completamente cubiertas por una niebla espesa, por suerte nosotros ya los habíamos visto.

domingo, 10 de julio de 2011

Siguiente parada: Quito, Ecuador

A pesar de que hasta ahora no habíamos encontrado ninguna ciudad grande que nos gustase, la cosa cambió al recorrer el centro histórico de Quito. Las calles están llenas de casas coloniales y de iglesias, cada una de su estilo.
Al llegar a la plaza grande, la plaza principal, nos encontramos una manifestación delante del palacio presidencial. Sólo con acercarnos a leer las pancartas y escuchar gritos de los manifestantes supimos que eran un grupo de maestros que reclamaban que se les pagasen las vacaciones. Parece ser que el mes de agosto, que no hay clases, no les pagan... al principio me pareció una barbaridad y pensé que eso en España no pasaría, pero pensando con un poco más de calma recordé que no sólo pasa si no que yo conozco algunos casos, eso si, no en funcionarios.... y eso nos  hizo recapacitar sobre cómo, muchas veces asumimos que estamos mucho mejor que algunos países, y en ciertos aspectos no es así. Ejemplo: los domingos, durante toda la mañana, las calles del centro de Quito se cortan al tráfico para que la gente salga a pasear en bici; eso en Madrid es impensable.
Al margen de eso, la ciudad está llena de parques cuidados. Las calles están limpias y el servicio de transportes públicos es no sólo baratísimo (0,25 dolar cada viaje) sino que eficiente.
 A pesar de ser la gran ciudad con el casco histórico más grande que hemos visto, parece la más moderna.

martes, 5 de julio de 2011

Comidas típicas, Colombia


Chicha (bebida de arroz), Cartagena
Coco, Playa blanca, Cartagena
Cafe, Bogotá
Frijoles con patas y huevos pericos, Bogotá
 
Ensalada de frutas, Bogotá
Arepa de Choclo con queso, Bogotá











 
Puestos de comida, Bogotá

Yuca hervida y pescado en papillote en hoja de platanera, Amazonas
 

Sancocho de pescado, Puerto Nariño, Amazonas

Batidos de frutas, Salento













Todo eso, y lo que nos comimos antes de poder hacer la foto....

Medellín

Cuantas más ciudades vemos más nos damos cuenta de que este no va a ser el fuerte del viaje.  Por ahora ninguna de las grandes ciudades que hemos visto en latinoamérica tiene el encanto de los pueblos. El caso de Medellín no es diferente. La mejor parte de la ciudad es la plaza de Botero en la que se pueden ver alrededor de 25 esculturas. Una vez allí, nos sentamos en una terracita para probar la famosa bandeja paisa, un plato típico de Medellín que lleva de todo un poco (un huevo frito, un torrezno gigante, arroz, frijoles, carne picada y plátano frito).
Después de semejante banquete lo mejor era dar una vuelta para bajar la comida, y así, sin darnos cuenta nos vimos en medio de la cabalgata del orgullo gay de Medellín... todo un contraste, pasamos de ver los desnudos de Botero, a  ver los "desnudos" del orgullo.  Fue muy curioso porque se veía muchísimo el contraste entre la gente que estaba en la cabalgata "dándolo todo" y los paisas (gentilicio de Medellín) que pasaban por allí sin saber de qué iba todo aquello. Nos sorprendió que a pesar de las diferencias no se veía un ambiente tenso, todo lo contrario, los que estaban en la cabalgata iban a lo suyo y los demás miraban con curiosidad y hasta alguno se unía a los bailes.
Nosotros nos paseamos por en medio del desfile durante un rato, hasta que nos paramos en una esquina. Fue muy gracioso porque Joan sacó la cámara y empezó a hacer algunas fotos aquí y otras allá. Hasta ahí todo normal, lo bueno es que todo el mundo que pasaba por delante le posaba y le decía: "¡aquí, aquí! haznos una foto". Estoy segura de que al ver la cámara tan grande y a Joan tan concentrado, se pensaban que era periodista y que les íbamos a sacar en algún periódico...
Al final de la cabalgata se nos acercaron un grupo de chicos que había vivido en España y que habían reconocido nuestro acento. Nos invitaron a licor, nos estuvieron contando cosas de la fiesta e incluso nos invitaron a pasar por una discoteca esa noche; aunque pensándolo bien no se si nos invitaron a los dos o solo a Joan....

lunes, 4 de julio de 2011

Santa Fe de Antioquía

Santa Fe de Antioquía es un pueblo diminuto a 1:30 horas de Medellín. Es el típico pueblo que no tiene ningún monumento destacable pero que tiene mucho encanto. Las casas son todas de una o dos plantas, bien pintadas y con balconadas de madera. Las calles están empedradas. Todo el mundo parece conocerse y por eso enseguida te sientes un poco observado. La plaza mayor, con la iglesia y un mercadillo de dulces y productos típicas, es la zona central.
Nos sentamos en una de las terrazas de la plaza mayor a comer algo y a disfrutar del ambiente y de las vistas, sin nada más que hacer. A veces te olvidas de lo importante que es disfrutar de  las pequeñas cosas. El hecho de estar en un pueblo como Santa Fe pasando el día, sin nada que hacer más que pasar el tiempo es, en si mismo, un placer.
Después del relax, paseo en mototaxi hasta el puente colgante. Una joya en medio de la nada. El puente fue el primero colgante de toda sudamérica y es todo de madera. Es curioso descubrir que fue construido por uno de los ingenieros que colaboró en la construcción del puente de Brooklyn y que casualmente era de Santa Fe.


domingo, 3 de julio de 2011

Españoles por el mundo, Salento

Nada más llegar a Salento tuvimos la suerte de encontrarnos a Luís, un chico español que se ha montado un hostal allí. En lo que tardamos en pagar en el super, Luis ya nos había contado que era de Castellón y había vivido 20 años en Valencia.
A la mañana siguiente y antes de explorar el pueblo fuimos a hacerle una visita. Nada más llegar nos presentó a su socio Enrique, un Colombiano que también había vivido 20 años en Valencia. El caso es que entre unas cosas y otras ¡nos quedamos de charreta unas dos horas! Ellos fueron los que nos recomendaron la excursión a través de las haciendas cafeteras y el recorrido por el valle del Cocora.
Las visitas acabaron por convertirse en una costumbre durante las 5 días que estuvimos en Salento. Al volver de la excursión que tocaba cada día y después de adecentarnos un poco nos pasábamos por el hostal y nos tomábamos un café con ellos.
El hostal esta montado con mucho cuidado. Tiene un patio central con una cocina con barra americana donde reciben a toda la gente que pasa por allí. Los ratos charlando con los "españoles" de Salento fueron la oportunidad perfecta para hablar con gente autóctona de la vida, la política y las costumbres del país. Todo un lujo.

viernes, 1 de julio de 2011

Valle del Cocora

Después de 20 minutos en un jeep, que parecía que se iba a desmontar en cualquier momento, llegamos a la zona baja del valle del Cocora. No creáis que exagero, después de la primera cuesta, y eso que era cuesta abajo, el conductor paro el jeep saco un martillo levantó el capó y dio unos golpecitos estratégicos antes de que continuáramos.
Ese día teníamos prevista una ruta circular a través del valle y con un desnivel de 600 metros, pan comido después de la excursión al Cañón del Colorado...
A la mitad de la ruta cogimos un desvío para ir a una reserva de colobríes donde es típico tomar una taza de chocolate caliente con un trozo de queso. Mientras Joan estaba ensimismado haciendo fotos a los colibríes, yo me dediqué a hablar con la señora que regentaba el lugar. En menos de 5 minutos me contó que tenía familiares en España, que vivía allí sola con su marido, que el marido se bajaba al pueblo de vez en cuando y no volvía en varios días así que ella se quedaba sola...Justo cuando me despedía de ella se me acercó y me dijo si la podía ayudar, así que yo le digo claro que necesita usted y me dice, me podrías marcar un  número en mi celular (en cristiano telf móvil) y yo claro, y para mi pensaba y por qué quiere que le marque yo un número... y entonces me agarra de la mano me acerca a una de las paredes me señala una hoja que había pegada y me dice: "en algún lugar pone papi y un telf, márcame ese número por favor" y fue entonces cuando me percaté de que la señora no sabía leer...así que cogí el móvil marqué el número y sorpresa no había cobertura. Acabé subida a una ladera cercana, moviendo el móvil de lado a lado hasta que cogió cobertura y conseguimos llamar..
A la salida de la reserva conocimos un israelí que llevaba 4 meses viajando el bici (de México a Colombia) y que enseguida congenió con Joan. Lo que son las cosas, el chico tenía previsto viajar a España a finales de Julio y quedarse en los pirineos 2 semanas.
después de 5 horas caminando, de bajada hacia el final hay unos paisajes espectaculares. Es un valle muy cerrado, cubierto de pasto, con vacas aquí y allá y unas enormes palmeras, las famosas palmeras de cera por las que es conocido el valle. ¿Quién podría imaginarse que en plena alta montaña (2800m) nos encontraríamos palmeras?

El punto azul al lado de la palmera soy yo