Comienza nuestra pequeña gran aventura!!

5 meses, 10 países, más de 30000 kilómetros, en avión, coche, autobús o lo que sea necesario... Todo para cumplir un sueño. Hacer un viaje por las américas. ¡Esperamos que os guste!

martes, 5 de julio de 2011

Medellín

Cuantas más ciudades vemos más nos damos cuenta de que este no va a ser el fuerte del viaje.  Por ahora ninguna de las grandes ciudades que hemos visto en latinoamérica tiene el encanto de los pueblos. El caso de Medellín no es diferente. La mejor parte de la ciudad es la plaza de Botero en la que se pueden ver alrededor de 25 esculturas. Una vez allí, nos sentamos en una terracita para probar la famosa bandeja paisa, un plato típico de Medellín que lleva de todo un poco (un huevo frito, un torrezno gigante, arroz, frijoles, carne picada y plátano frito).
Después de semejante banquete lo mejor era dar una vuelta para bajar la comida, y así, sin darnos cuenta nos vimos en medio de la cabalgata del orgullo gay de Medellín... todo un contraste, pasamos de ver los desnudos de Botero, a  ver los "desnudos" del orgullo.  Fue muy curioso porque se veía muchísimo el contraste entre la gente que estaba en la cabalgata "dándolo todo" y los paisas (gentilicio de Medellín) que pasaban por allí sin saber de qué iba todo aquello. Nos sorprendió que a pesar de las diferencias no se veía un ambiente tenso, todo lo contrario, los que estaban en la cabalgata iban a lo suyo y los demás miraban con curiosidad y hasta alguno se unía a los bailes.
Nosotros nos paseamos por en medio del desfile durante un rato, hasta que nos paramos en una esquina. Fue muy gracioso porque Joan sacó la cámara y empezó a hacer algunas fotos aquí y otras allá. Hasta ahí todo normal, lo bueno es que todo el mundo que pasaba por delante le posaba y le decía: "¡aquí, aquí! haznos una foto". Estoy segura de que al ver la cámara tan grande y a Joan tan concentrado, se pensaban que era periodista y que les íbamos a sacar en algún periódico...
Al final de la cabalgata se nos acercaron un grupo de chicos que había vivido en España y que habían reconocido nuestro acento. Nos invitaron a licor, nos estuvieron contando cosas de la fiesta e incluso nos invitaron a pasar por una discoteca esa noche; aunque pensándolo bien no se si nos invitaron a los dos o solo a Joan....

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