Nada más llegar a Salento tuvimos la suerte de encontrarnos a Luís, un chico español que se ha montado un hostal allí. En lo que tardamos en pagar en el super, Luis ya nos había contado que era de Castellón y había vivido 20 años en Valencia.
A la mañana siguiente y antes de explorar el pueblo fuimos a hacerle una visita. Nada más llegar nos presentó a su socio Enrique, un Colombiano que también había vivido 20 años en Valencia. El caso es que entre unas cosas y otras ¡nos quedamos de charreta unas dos horas! Ellos fueron los que nos recomendaron la excursión a través de las haciendas cafeteras y el recorrido por el valle del Cocora.
Las visitas acabaron por convertirse en una costumbre durante las 5 días que estuvimos en Salento. Al volver de la excursión que tocaba cada día y después de adecentarnos un poco nos pasábamos por el hostal y nos tomábamos un café con ellos.
El hostal esta montado con mucho cuidado. Tiene un patio central con una cocina con barra americana donde reciben a toda la gente que pasa por allí. Los ratos charlando con los "españoles" de Salento fueron la oportunidad perfecta para hablar con gente autóctona de la vida, la política y las costumbres del país. Todo un lujo.
Las visitas acabaron por convertirse en una costumbre durante las 5 días que estuvimos en Salento. Al volver de la excursión que tocaba cada día y después de adecentarnos un poco nos pasábamos por el hostal y nos tomábamos un café con ellos.
El hostal esta montado con mucho cuidado. Tiene un patio central con una cocina con barra americana donde reciben a toda la gente que pasa por allí. Los ratos charlando con los "españoles" de Salento fueron la oportunidad perfecta para hablar con gente autóctona de la vida, la política y las costumbres del país. Todo un lujo.
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