Paseando por las calles de Copacabana me pareció muy extraño ver que entre los puestos del mercadillo y comida había señores fundiendo aluminio. Cada vez que veíamos a uno nos quedábamos mirando intentado adivinar que estaría haciendo. Tardamos un rato en darnos cuenta de que lo que hacian era ¡leer el futuro de la gente! La cosa era así: llegaba un cliente y se sentaba frente al adivino que fundía un pedazo de aluminio y hacía que el cliente lo echara sobre un plato para que se enfriara. En función de las formas del aluminio le decía una cosa u otra. Algunos de los adivinos cogían el aluminio con las manos y le daban forma de animales. Me llamó muchísimo la atención la cantidad de adivinos que había, y más sabiendo que estábamos en plenas celebraciones de una fiesta religiosa cristiana...
A partir de entonces, cada vez que pasábamos por la zona de los adivinos no podíamos dejar de mirar y mirar. Así descubrimos que no sólo leían en futuro en aluminio sino que algunos usaban hojas de coca e incluso café.
Al margen de las adivinaciones, nos percatamos de que la calle principal estaba siempre llena de coches parados, lo que no tenía mucho sentido con la cantidad de gente que había en el mercado. Al principio pensé que eran unos horteras porque llevaban los coches adornados con flores y guirnaldas de papel de colores. Finalmente nos enteramos de que los coches hacían cola para ser bendecidos y que era por eso que iban tan engalanados. No os podéis hacer una idea de la cantidad ni de la variedad que había, desde coches a autobuses y camiones.
Por último pero no por ello menos curioso, descubrimos miniaturas de todo tipoo de cosas: diferentes modelos de coches y casas, dinero, hasta electrodomésticos. parece ser que durante la romería de la virgen de la Candelaria en Bolivia es típico comprar miniaturas de las cosas que quieres conseguir durante el año. Estas miniaturas son ofrendas para el dios Ekeko, un Dios de los aimaras que provee de abundancia. Lo mejor es que en ocasiones estas miniaturas se llevan para ser bendecidas por un cura. ¡Vaya mezclote! ¡Me encanta descubrir y ver las tradiciones!
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