La Serena es una ciudad que ni fu ni fa. Acabamos allí por casualidades de la vida, y decidimos quedarnos un par de días par disfrutar del calor, el océano y el buen pescado.
Nuestra idea original era viajar desde San Pedro de Atacama en Chile, hasta Salta en Argentina para explorar la parte norte del país antes de bajar a Mendoza. Los planes cambiaron cuando nos enteramos de que el autobús de 12h nocturno que debía llevarnos de un lado a otro, no era nocturno por culpa del invierno y por tanto era un agradable paseo de 12h desde las 5 am hasta las 5 pm. Así las cosas cambiamos de idea y decidimos bajar hasta Santiago recorriendo el norte de Chile.
Lo mejor de La serena fue sin duda el pescado y los paseos por al orilla del océano, que nos recordaron a Alicante. después de tantos días en los Andes y pasando frío, se agradecía el cambio.
Uno de los días, mientras paseábamos por un mercado pesquero a pie de puerto vimos cómo los pescadores alimentaban a leones marinos y pelícanos salvajes que se acercaban a la costa en busca de los desperdicios que les arrojaban. Impresionaba ver a los animales tan de cerca y tan tranquilos, peleándose entre ellos para ver quién comía más.
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