Comienza nuestra pequeña gran aventura!!

5 meses, 10 países, más de 30000 kilómetros, en avión, coche, autobús o lo que sea necesario... Todo para cumplir un sueño. Hacer un viaje por las américas. ¡Esperamos que os guste!

martes, 30 de agosto de 2011

Copacabana

Cuando llegamos a Copacabana eran las fiestas del municipio. Resulta que en esta ciudad hay una virgen adorada en toda Bolivia y en parte de Perú, y que durante las fiestas mucha gente viene en romería. Las calles estaban repletas de gente. Todo el centro de la ciudad, aunque a  mi me pareció más bien un pueblo, estaba colapsado por un mercadillo gigante. Caminar por la calles era casi imposible. La gente subía y bajaba y los vendedores ambulantes gritaban sus mercancías esperando a los posibles compradores entre la muchedumbre.
Las calles estaban llenas de basura que la gente iba tirando en el momento. Había cientos de puestos ambulantes de comida donde se podían comprar desde zumos naturales y bocadillos a chicharrones de cerdo recién fritos. Todo a nuestro alrededor olía a la mezcla de humos de los chiringuitos y alcantarilla.
Caminamos hasta llegar a la orilla del lago. Mi primera impresión no fue muy buena. A lo lejos el agua azul intenso, pero en primer plano, la playa llena de gente y sobretodo basura. Había muchos domingueros comiendo en la playa y disfrutando de los patines de agua con forma de cisnes de colores.
En realidad Copacabana viene a ser una especie de Benidorm para los Bolivianos, así que esperaba que todo estuviera más limpio y cuidado.
Sólo dos días después cuando las fiestas habían acabado y todo estaba más limpio y tranquilo entendí por qué los bolivianos vienen aquí de vacaciones. En realidad el lugar es muy bonito, aunque como en el caso de Benirdorm, las construciones hacen que pierda parte de su encanto natural.
Una vez vacío descubrimos la cantidad de pequeños espigones o amarres que salen de la orilla y que están repletos de barcas. La vegetación a orillas del lago. Una imagen totalmente diferente.

sábado, 27 de agosto de 2011

Comidas típicas, Perú


Arroz con leche, Piura
Papas con salsa de mote y sopa de verduras con pasta (¡espirales!), Huaraz


Lomo saltado, Huaraz
Pollo con arroz, Huaraz


Sopa de pescado, Reserva Nacional de Paracas

Pure de mote con pollo, Nazca
Mate de Coca, Nazca


Sopa de verduras y pasta (¡¡spaguetis!!), Cañón del Colca, Arequipa
Pato con arroz, Arequipa
Lapas, Arequipa

Adobo, Arequipa

Helado de queso, Arequipa

Alfajores con manjar, Arequipa












Empanadas de pollo y jamón y queso, Cuzco

Sopa de pollo, Cuzco
Cuy al horno, Cuzco











¡Sin duda el país en el que mejor hemos comido!

¡y bebido!

Pisco sour, Arequipa

Coctel Serranito, Arequipa

Islas flotantes de los Uros

De camino a Bolivia paramos en Puno, la frontera de Perú a hacer noche. Esta ciudad está situada a orillas del Lago Titicaca. Llegamos a eso de las 15 h sin ánimo de hacer nada, a parte de descansar. Ya nos habían avisado de que la ciudad era bastante fea y que no merecía la pena pasar allí más del tiempo necesario.
De camino al hostal, el taxista ya nos quiso convencer para hacer una excursión esa misma tarde. A pesar de que varios viajeros que fuimos encontrando por el camino nos había dicho que las islas flotantes eran demasiado turísticas, yo tenía cierta curiosidad.
El único problema era el presupuesto. Al día siguiente cambiábamos de país, así que no tenía ninguna intención de sacar dinero, había que apañarse con el efectivo que me quedaba para pagar el hostal, cenar y comprar los billetes de bus que nos llevarían a Bolivia. Como siempre me hice mis cuentas (+10% de error) y con lo que me sobraba me dispuse a negociar las excursión.
La dueña del hostal nos ofrecía un paseo en barco para ver las islas de los Uros por un precio bastante razonable. Siempre regateo para ver si consigo un precio mejor, pero en este caso no se trataba de regatear, se trataba de que no tenía más dinero. Por supuesto la sueña del hostal pensaba que me estaba haciendo la dura regateando, a pesar de que le expliqué la situación. Al final la convencí y nos dejó el paseo exactamente en lo que yo quería. Digamos que podría haber apurado un poco más el presupuesto y haber pagado un poco más, pero al final, ¡la jugada me salió redonda!  Además siempre te queda la misma sensación, si que yo pagara más significara que el guía cobra más no me importaría, pero para que se lo quede el intermediario me lo quedo yo...
Al final las islas resultaron curiosas. La historia es que cuando los incas vinieron al sur de Perú a conquistar las tierras y se enfrentaron a los Uros, estos no dispuestos a estar bajo su mandato decidieron mudarse al Lago. En vez de mudarse a algunas de las islas naturales, como estas estaban habitadas, decidieron crear islas artificiales. ¿Cómo? Utilizan las raíces de una planta que se llama totora (es parecido a los juncos) que flota sobre el lago. Con estas raíces flotantes crean una plataforma que cubren con los tallos de la misma totora.  Sobre esta base construyen las cabañas en las que viven. cada cierto tiempo tienen que renovar las islas, ya que al estar hechas de materiales naturales y en contacto con agua, se pudren.
La visita resulta un poco falsa porque sale el presidente de la isla a saludar a los turistas y a ofrecer artesanías pero vale la pena por sentir la sensación de estar flotando en medio del lago.

Los Incas

En cuanto empiezas a ver ruinas del imperio Inca te empieza a entrar la curiosidad por conocer más y más cosas de esta civilización. Hay mil preguntas, pero las que más me repito son. ¿cómo es posible que un imperio que duró sólo 100 años tuviera tanto impacto?¿cómo fueron capaces de construir tantas ciudades y caminos en tan poco tiempo?
Las construcciones incas son de piedra maciza. Hay varios tipos de construcciones. Los más rústicos, usados en las casas del pueblo llano, hechos con piedras no talladas y unidas con argamasa. Los más elaborados son los muros de tallado imperial, que son muros en los que todas la piedras están talladas y encajan unas con otras  sin ayuda de argamasa, roca con roca. La cosa se complica al hacer muros de estilo imperial que hacen curvas para por ejemplo rodear una piedra sagrada. A veces te sientes un poco tonto cuando te quedas delante de un muro de piedra más de cinco minutos, mirando y preguntándote cómo harían semejantes construcciones para que todo encajara tan bien. Me imagino la cantidad de días, semanas, meses que se pasarían los artesanos tallando minuciosamente cada piedra.

Tarjeta de crédito

Uno no se da cuenta lo cómodo y fácil que es todo con un tarjeta de crédito hasta que deja de poder usarla con normalidad. Teniendo en cuenta lo turístico que es Perú, y que hay pegatinas de Visa por todas partes, parecía que la cosa iba a ser fácil.
En realidad ya venimos acostumbrados a tener que pagar todo en efectivo en Colombia y Ecuador, así que yo ya me había hecho a la idea de sacar dinero en cajeros y regalar a mi querido banco la comisión. De todas formas siempre que veo un cartel de pago con tarjeta se me ilumina la cara y por supuesto prefiero ir a ese establecimiento para así evitar seguir sacando dinero y pagando comisiones.
Lo malo es que en Perú son muu listos y en algunos sitios han decidido que el cliente es el que tiene que pagar la comisión que les cobra el banco por el pago con tarjeta. Pero no sólo eso, en los sitios en los que te quieren cobrar esta comisión te dicen que es de un 10%, ¡si hombre!
El caso es que tienes que estar atento y preguntar antes de sentarte en ningún bar para que luego no haya sorpresas. 
Con estas premisas llegamos a Aguas calientes, el pueblo más cercano a Machu Picchu. El lugar está muy bien. El entrono es inmejorable, con montañas con vegetación selvática y un río que bordea el pueblo.  Como es un sitio muy turístico está lleno de restaurantes y hostales, por supuesto todos con su pegatina de VISA bien grande.
El día que visitamos Machu Picchu llegamos a Aguas calientes a eso de las 6 de la  tarde. Estábamos cansados y hambrientos después de 12 horas en las ruinas. Elegimos uno de los restaurantes con pegatina y preguntamos antes de sentarnos si era posible pagar con tarjeta. Como siempre que te quieren convencer, nos dijeron que ningún problema.
Es gracioso porque cuando preguntas si se puede pagar con tarjeta siempre te miran como si fueras un marciano, tanto si te dicen que por supuesto que si (te miran como diciendo dónde te crees que estás), como si te dicen que no (como si pagar con plástico fuera una cosa de otro mundo)....
El caso es que llegó la hora de pagar y yo muy contenta, ahora que tenía el estómago lleno, saco mi tarjeta. En seguida el camarero  viene a recogerla:
Camarero: señorita que sepa que por pagar con tarjeta es un 10% , ¿le parece bien?
Helena: no, no me parece bien. (pobre no sabía a quién estaba preguntando...)
Camarero: Es que el banco nos cobra esa comisión y claro...
Helena: Eso no es cosa mía, yo he preguntado cuando he entrado y no me han dicho nada.. (mientras empecé a mirar a Joan con el rabillo del ojo esperando que tuviera la cara de Joder Helena por un euro págalo y vámonos)
Camarero: Bueno entonces pague en efectivo y no le cobro el recargo (el camarero no daba crédito, no creo que nunca le hayan dicho nada porque siempre pagan con tarjeta los extranjeros y como el 10% es tan poco dinero para los europeos seguro que nadie dice nada por no discutir)
Helena: No. ¡He venido aquí porque podía pagar con tarjeta! He preguntado a la entrada...
Joan: no estamos de acuerdo en pagar recargo. ¡O nos cobra con la tarjeta sin el recargo o nos vamos sin pagar! (Yo me quedé alucinada de la intervención de Joan).
Camarero: pero es que la comisión es  muy grande... y lo cobran en todos los restaurantes...
Helena: Eso no es cierto, ayer estuvimos en el restaurante de enfrente y no tuvimos este problema... si me lo hubiera dicho, me hubiera vuelto a ir allí.
El pobre camarero viéndonos las caras de cabreo se fue para la cocina. Al momento volvió y nos cobró con tarjeta y sin comisión. Al final lo de menos es pagar un euro de más o de menos, es el hecho de que por ser turista extranjero te traten de idiota y ¡te quieran tomar el pelo!
De camino al hotel nos reíamos de la cara que había puesto el pobre camarero cuando Joan y yo nos habíamos plantado y nos habíamos negado a pagar de más. Creo que por un momento pensó que nos iríamos sin pagar.... jajajaja

viernes, 26 de agosto de 2011

Machu Picchu

Por mucho que uno haya leído y visto sobre Machu Picchu, la impresión que causa entrar en las ruinas al amanecer, mientras todavía quedan nubes bajas que cubren algunas construcciones, es inevitable.
Llegamos allí a eso de las 6 de la mañana. Ilusos de nosotros nos levantamos a las 5 y nos plantamos en la cola del bus que sube a las ruinas a las 5:10 (el primer bus es a las 5:30) pensando que subiríamos en el primer vehículo. Nada más lejos de la realidad, a pesar de llegar con 20 min de antelación, antes de que pudiéramos subir ya habían subido 8 autobuses.
Al entrar en las ruinas las nubes de la mañana aún no se habían levantado y el lugar tenía un aire místico. A pesar de que debía haber unas 200 personas parecía que el lugar estaba casi desierto, lo que le daba aún más encanto.
El complejo es mucho más grande de lo que había imaginado, y las construcciones están tan bien conservadas que pareciera que la gente acabara de abandonar la ciudad. Al fondo, las llamas pastaban a sus ancha en la extensa explanada central.
Todo en las ruinas llama la atención. La mayoría de construcciones parecen casas de gente común, ya que las piedras de las construcciones no están talladas, como en el caso de Cuzco, y para unir las piedras se usó argamasa. 
Hay varios templos en los que las piedras de las paredes están talladas al estilo imperial. y un sistema de fuentes que abastecen de agua a toda la ciudadela. Alrededor, como arropando la ciudad en si, cientos de terrazas de cultivo en las angostas laderas de las montañas.
Pero lo que realmente impresiona es el conjunto de la ciudad en el enclave en el que está. La naturaleza alrededor es exuberante. Desde  lo alto de la cabaña del guardián, desde donde se toman las fotos de las postales, se divisan cordilleras que rodean la ciudad por los cuatro costados. A pesar de la altura de las montañas el paisaje es mas bien selvático. Al fondo, dos ríos rodean el monte sobre el que se levantan las ruinas. La imagen de la ciudad entre las montañas, con los ríos al fondo y las nubes bajas no tiene precio.
Al final conseguimos entrar a eso de las 6:15 de la mañana y nos quedamos allí hasta que nos echaron, a eso de las 5 de la tarde. Justo antes de irnos, tumbados en el cesped de una de las terrazas superiores y mirando el atardecer, en completo silencio, nos quedamos embobados sin entender muy bien que es lo que nos atrapaba y nos obligaba a seguir mirando.

lunes, 22 de agosto de 2011

Transporte a Machu Picchu

Desde el momento que llegas a Cuzco todo parece girar en torno a Machu Picchu. A veces pareciera que la ciudad en si no tiene la importancia que tiene y que la gente sólo fuera allí por  Machu Picchu. Mientras andas por la calle te sientes acosado por montones de personas de las agencias de viajes que no hacen más que decirte lo difícil que es encontrar entradas y transporte y cómo tienes que ir con una empresa fiable etc.
Entre el cansancio acumulado por el horrible viaje en bus y el stress de los agentes de viajes casi se me quitaron las ganas de ir... Por suerte nosotros ya habíamos sacado las entradas por internet.
Al llegar a Cuzco nos enteramos que casi tan importante como las entradas era el billete de tren para llegar allí. y es que quién podría imaginar que es tan complicado llegar a un sitio tan turístico. Bueno en realidad no es que sea complicado, se cumple la relación inversa que predomina en cualquier viaje; si tienes mucho tiempo para un traslado lo puedes hacer a un precio muy bajo, en cambio si no tienes tiempo tienes que gastar pasta.
Así descubrimos que la única forma de llegar a Aguas Calientes, el pueblo más cercano a Machu Picchu, es en tren (unos 100 dolares por persona). Si no la única opción es coger un autobús hasta Hidroeléctrica, el pueblo más cercano a Aguas Calientes, y desde allí caminar al lado de las vías del tren durante 3 horas. Por supuesto esta opción es mucho más barata, pero también más lenta. Mientras que el tren tarda 1:45 horas, el bus tarda 7 horas.
La dueña del hostal nos ofreció el transporte a través de Hidroeléctrica con ida un día y vuelta al día siguiente. El plan era llegar a aguas calientes un día dormir allí y al día siguiente ver Machu Picchu y vovler a Cuzco. El plan parecía bueno, el único inconveniente era que había que coger el bus a las 15 h lo que significaba que entre unas cosas y otras había que salir de la fortaleza como a las 11 de la mañana. Por supuesto esta solución  no me gustó nada, y menos la de volver al día siguiente a esa misma hora, lo que significaba perder el día entero. Esta claro que no vengo de la otra parte del mundo para tener que ir corriendo y sin poder disfrutar del lugar hasta que me apetezca.
Al final, después de darle mil vueltas llegamos a la solución perfecta. Ida en bus para ahorrar y vuelta en tren para no perder el día. Eso si, dos noches en Aguas calientes para poder disfrutar del monumento hasta que nos cansásemos sin tener que estar pendientes del transporte. 
A veces es complicado no dejarte arrastrar por la mayoría, que nos decía que la mejor opción era la de pasar una sola noche en Aguas Calientes e ir en bus (ida y vuelta) porque el tren era muy caro y patatín y patatán. Es bueno saber distanciarte de las opiniones y analizar la situación de forma objetiva; después de todo nos alegramos de haber buscado una solución a medida y haber pasado dos días en Aguas Calientes para disfrutar al máximo de Machu Picchu.

Cuzco


Es probablemente la ciudad que más me ha gustado de todas las que hemos visitado hasta ahora. Sólo Cartagena de Indias, en Colombia, puede hacerle sombra.
La ciudad está llena de casas coloniales construidas sobre antiguas edificaciones incas. La mezcla de las culturas española e inca es evidente mires donde mires. Es inevitable pensar en la crueldad de la conquista, que nada más llegar a un lugar como Cuzco, la capital del imperio inca, se dedicó a intentar borrar los restos de la civilización anterior.
Al revés que la mayoría de ciudades coloniales, el centro histórico es muy grande. La plaza de armas, en el centro de la ciudad, tiene un encanto especial. Alrededor de ella, todas las calles están repletas de casas construidas sobre muros incas.
Mi lugar favorito de la ciudad es el Koricancha. En su momento fue el templo del Sol para los incas. Dicen que una de las paredes del interior estaba completamente cubierta de oro, que por supuesto se fundió cuando la colonización. Con los colonizadores vino la iglesia. Por supuesto todos los templos fueron destruidos y en su lugar se construyeron iglesias, conventos y demás. El Koricancha, con el convento de Santo Domingo construido sobre los muros del antiguo templo del Sol, es la imagen que vale más que mil palabras.


zzzzz, ¡16 horas de sueño!


Para ir de Arequipa a Cuzco cogimos un autobús nocturno. Como los autobuses que nos habían recomendado en las oficinas de turismo estaban llenos seleccionamos otra compañía que tenía bastante buena pinta.
El bus salía a las 9 de la noche y después de 10 horas llegaba a Arequipa las 7 de la mañana. El viaje ya empezó mal, porque salimos con media hora de retraso, cosa que hasta entonces no nos había pasado.
Al subir al autobús le pregunté a la azafata que si nos va a dar manta y almohada y me miró como si fuera una extraterrestre. Seguimos mal...
Cada vez hacía más y más frío, hasta que los cristales de las ventanas se congelaron por dentro. Por supuesto con tanto frío no nos podíamos dormir. Estábamos tan congelados que quitamos las fundas de los cabezales de los asientos y nos tapamos con eso. Llegó un momento en que no sentíamos los pies. Creo que ha sido el peor y más largo de todo los viajes que he hecho en mi vida.
Cuando llegamos a Cuzco a las 8 de la mañana sólo podía pensar en llegar al hostal cuanto antes. Una vez allí, mate de coca para calentar el cuerpo y un rato en la cama para acabar de entrar en calor.
A eso de las 10 de la mañana un poco más recuperados fuimos a inspeccionar la ciudad. A medio día fuimos al hostal para comer algo y echarnos una “pequeña” siesta. Nos acostamos a eso de las 15h. A eso de las 19 nos despertamos. Justo cuando me quise dar cuenta Joan se había vuelto a quedar frito. Pensé que estaba cansado y que en un rato estaría recuperado. A eso de las 21 intenté despertarlo para salir a cenar pero fue inútil. Después de varios intentos decidí que era hora de dormirme yo también. Al final nos quedamos dormidos hasta el día siguiente, ¡16 horas de sueño!

La Cruz del condor


Desde que fuimos a los Andes en Colombia estábamos esperando poder ver algún cóndor. Cada vez que veíamos un ave un poco más grande que, digamos un gorrión, ya nos quedábamos quietos mirándola a ver si era un cóndor. Por supuesto, no hubo suerte, y lo único que habíamos visto eran gallinazos (un carroñero negro con la cabeza roja o negra).
Algunos de los viajeros que nos hemos ido encontrando por el camino ya nos habían advertido que el mejor sitio para verlos era el mirador de la cruz del cóndor, en pleno cañón del Colca.
Como siempre que llevas tiempo intentando hacer algo, sin conseguirlo, y por fin lo logras, la sensación de satisfacción es enorme. Así cuando llegamos al mirador y vimos a los cóndores sobrevolando el cañón no nos lo podíamos creer. Joan incluso desarrolló una teoría por la cual la gente de los alrededores ponía carroña en el fondo del cañón para que los cóndores aparecieran por allí. El truco era fácil, los cóndores hacen sus nidos en cañones, y por eso es en los cañones donde es más fácil verlos.
Estuvimos allí más de 40 minutos. Por supuesto, Joan tardó menos de dos segundos en desaparecer y situarse en unas rocas para poder hacer unas buenas fotos. Yo me senté al borde del cañón y me quedé como atontada mirando. Pasaban tan cerca que parecía que estuvieran eligiendo presa entre los turistas. Al verlos de cerca te das cuenta de lo enormes que son, hasta 3 metros de envergadura y 1,5 metros de altos. Simple pero impresionante.

viernes, 19 de agosto de 2011

Cañón del Colca


Con un desnivel de 3191m es el segundo cañón más profundo del mundo (no listillos el primero no es el gran cañón, es el cañón del Cotahuasi, que también está en los alrededores de Arequipa). Desde Arequipa contratamos una excursión para bajar al fondo del cañón, dormir en lo que llaman el oasis y subir de nuevo al día siguiente.
Comenzamos a andar de bajada a eso de las 10 de la mañana. El camino era seco y pedregoso. Cuanto más bajábamos más calor hacía. Pasamos de un paisaje con montañas nevadas al fondo a una zona árida. Nuestro grupo resultó ser bastante majo y enseguida hicimos migas con un chico colombiano, Cristian.
Llegamos a nuestra primera parada a eso de las 13, allí nos tenían preparado un almuerzo de lo más genuino: sopa de quinua de primer plato y lentejas con carne de llama de segundo. Hacía bastante calor y aún nos quedaban 3 horas...
Cuando retomamos el camino, 2 chicas irlandesas que venían en el grupo pusieron la directa. Llevaban a todo el grupo corriendo detrás de ellas, especialmente a mí, que no llevo demasiado bien lo de andar con calor. Mi cara debía ser un poema porque el guía se me acercó en un par de ocasiones y me dijo que si quería me quedara a mi ritmo y me reenganchara con el grupo que venía detrás. No sabía lo cabezota que soy...Cuando llegamos al oasis el guía estaba alucinando de lo rápido que habíamos hecho el camino.
El oasis resultó ser un sitio de lo más agradable. Había cabañas para dormir, una piscina y mucha vegetación. No había luz eléctrica en todo el camping, bueno solo en el comedor, así que en cuanto se hizo de noche teníamos que andar con linternas.
A eso de las 8 mientras nos servían la cena los guías, porque en el oasis había varios grupos, se fueron acercando a las mesas para avisarnos de que para los que les costase mucho subir, había la posibilidad de hacerlo en mula. No se si fue casualidad pero Luís, nuestro guía se me acercó un par de veces para decírmelo. En cuanto acabamos de cenar nos fuimos directos a dormir.
A las 4:45 ya estábamos en pie. A las 5 nos reunimos con el resto del grupo para empezar a subir los 1000m de desnivel que teníamos hasta la parte donde la furgoneta nos recogería. Todos nos quedamos sorprendidos al ver que las irlandesas que el día anterior nos habían llevado con la lengua fuera habían decidido subir en mula, y que por tanto estaban aún durmiendo.
Cuando empezamos la ascensión era completamente de noche, y aún se veía el cielo espectacular lleno de estrellas. A pesar de que hacía frío las primeras dos cuestas bastaron para darnos calor. Durante la caminata fue amaneciendo. Sólo por las vistas y por ver el cielo estrellado desde el fondo del cañón merece la pena la excursión.
Al no hacer calor no me costaba subir. El guía en seguida se quedó atrás con una alemana que venía en el grupo y a la que le costaba subir. El resto fuimos subiendo en grupo. Cuando llevábamos unas dos horas de camino de repente apareció la alemana subida en una mula. Se ve que a la segunda cuesta había decidido que era demasiado y había vuelto al oasis a contratar a la mula. El pobre guía venia detrás al paso de la mula, ¡aún no me explico como! A partir de entonces el guía se quedó con el grupo. A los pocos minutos nos separamos porque íbamos a diferentes ritmos. Cuando el guía me  vio subiendo como una rosa, después de ver la cara que tenía el día anterior (que la caminata era más fácil, porque era de bajada), no se lo podía creer.
Llegamos a la cima en dos horas y media (media hora antes de lo previsto). Al final me quedó la satisfacción de saber que fui la única de las chicas que no se rajó y subió a pie. Además mucho mejor que el resto del grupo, que llegó más tarde que nosotros.

Arequipa


Es conocida como la ciudad blanca. Muchos de los edificios del centro colonial están construidos con una piedra volcánica de color blanco que es común en los alrededores. La plaza de armas, el centro de la ciudad, es donde están la catedral y los edificios oficiales. Desde el centro de la plaza, al mirar la catedral, se ven dos volcanes con los picos nevados.
Lo más interesante de la ciudad, sin duda, es el convento de Santa Catalina. Es un complejo enorme rodeado por una muralla en la que apenas hay ventanas. Por fuera parece un lugar bastante austero, pero al entrar la cosa cambia. El complejo parece más un pueblo que un convento. Cada una de las monjas tenía su propia casita, la mayoría con carias estancias y cocina propia. Es gracioso porque en el plano que te dan a la entrada del monumento te va señalando las diferentes celdas, y claro tu te imaginas una estancia pequeña con una ventana con una reja. La realidad no podía ser más diferente, no se lo montaban mal del todo las monjas por aquella época, de hecho la fundadora entró al convento ¡con esclava incluida!


jueves, 18 de agosto de 2011

Las líneas de Nazca


Nunca me había parecido especialmente llamativo el tema de las líneas de nazca. En realidad, esta parada en el viaje era porque a Joan siempre le había hecho gracia este fenómeno y le apetecía verlas. Para mi era un día más de camino al sur, hacia Machu Pichu.
Nada más llegar a la ciudad, se te contagia el stress por contratar el viaje en avioneta. Una vez más, el personal de las agencias de viajes actúa como si fuera el fin del mundo, y como si no lo contrataras con ellos en ese momento te fueras a quedar sin poder hacerlo. Por suerte no nos dejamos agobiar y fuimos a tantear el asunto antes de decidirnos. Finalmente contratamos el vuelo a muy buen precio y nos fuimos a dormir a la espera.
Cuando llegamos al aeropuerto eran más de las 11 de la mañana. La azafata nos dijo que tendríamos que esperar al menos una hora debido a los retrasos por las nubes matinales. Nos sentamos en la sala de espera, que estaba repleta. Al cabo de unos minutos hicimos migas, yo con unos señores argentinos y Joan con una pareja de maños. Parece mentira lo abierto que se vuelve uno cuando esta lejos de su casa. Entre charla y charla la hora se pasó volando y llegó la hora de despegar.
Al ver la avioneta me quedé alucinada. No se por qué me había hecho la idea de que serían aviones muy viejos y medio destartalados. Nada que ver. Lejos de ser un cacharro, nuestra avioneta era casi nueva. Para mayor sorpresa, íbamos a tener piloto y copiloto, todo en una avioneta para 4 pasajeros.
Una vez dentro de la avioneta nos colocamos unos cascos para oír las explicaciones del copiloto, que nos indicaría en cada momento que figura estábamos viendo. Fue muy curioso porque a través de los cascos escuchábamos las comunicaciones del piloto con la torre de control. A los 10 minutos de despegar llegamos una enorme explanada de desierto. El avión se colocó prácticamente perpendicular al suelo y comenzó a girar hacia la derecha, entonces el copiloto nos señaló el primer dibujo, unas figuras geométricas. Al principio me dio la impresión de que no iba a ver nada y estaba concentradísima intentando ver cosas donde no las había. Por suerte las figuras son tan claras que es imposible no verlas. Después de cada giro hacia la derecha en perpendicular al suelo, el piloto colocaba el avión con el otro ala hacia abajo y giraba en sentido contrario, de manera que los pasajeros del otro lado del avión pudieran ver el dibujo. En total nos enseñaron 12 siluetas, pero en realidad, desde allí arriba se ven muchísimas más, no solo con formas de animales sino figuras geométricas y líneas de kms de longitud. A la bajada estábamos alucinados.
Mientras esperábamos el transporte de vuelta al hostal nos encontramosa  nuestros amigos maños. Al parecer a ellos nos les había impresionado demasiado, lo cual me sorprendió, así que cómo no les pregunté. Resulta que les habían metido en una avioneta de 12 personas y sin cascos. El resultado fue que el señor había caído en la pata del tren de aterrizaje y no había podido ver bien, además al no llevar cascos no oían las explicaciones del copiloto. Me supo muy mal porque durante la espera parecían estar ilusionados con el vuelo. Desde entonces recomiendo a todo el mundo que vaya a las líneas que tenga cuidado con la aerolínea que contrata el vuelo. Nosotros no sólo pagamos lo mínimo por lo que te dejan volar, sino que fuimos en una avioneta de lujo y tuvimos una experiencia inolvidable. ¡Viva Alas Peruanas!

 

lunes, 15 de agosto de 2011

¡Viva el Pisco sour!


El pisco es una especie de aguardiente típico de Perú. Tomando como base este licor se prepara un coctel llamado pisco sour, que es la bebida nacional. El coctel original se prepara con: pisco, limón verde, jarabe de goma, una clara de huevo, amargo de angostura y un toque de canela. Servido bien frio es la bebida ideal para cuaquier hora del día, bueno quitando el desayuno...
En cuanto pruebas el primero le cojes el gustillo. Para nosotros cualquier excusa es buena para sentarnos en alguna terraza soleada y disfrutar de un pisco. Ya hasta lo pedimos en las comidas en vez de cerveza o alguna otra bebida. Lo único es que hay que tner cuidado porque se bebe muy fácil y cuando te quieres dar cuenta....

Autobuses, Perú


¡Cómo se nota que Perú es un país muy turístico! En las oficinas de turismo directamente te dicen las empresas con las que debes viajar y te aleccionan sobre lo inseguras y poco apropiadas que son el resto.
La mayoría de los trayectos con las empresas recomendadas son de noche ya que se trata de trayectos de entre 7 y 12 horas.
A pesar de que no queríamos viajar de noche en ocasiones no hay ninguna otra opción. Por suerte los autobuses están más que preparados. Más que autobuses parecen la zona de business de cualquier avión. Los asientos son de cuero, de cuerpo y medio, y reclinables hasta convertirse casi en una cama. Hay una azafata que te da una manta, una almohada, y según la hora del día, un refrigerio. Pero eso no es todo. Nada más llegar a la terminal de autobuses facturas la maleta y te dan un resguardo con el que la recoges en la estación de llegada. Por supuesto estos autobuses son mucho más caros que el resto, así que están prácticamente llenos de extranjeros para los que el precio sigue siendo barato.
El colmo de los colmos fue cuando fuimos de Lima a Paracas. La compañía que cogimos, Cruz del Sur, se supone que es la mejor de todo el país. No me lo podía creer cuando subimos al autobús y descubrimos que ¡había Wi-Fi! ¿cómo puede ser que en España en el ave no haya Wi-Fi y que en Perú, que en tantas otras cosas está tan atrasado, tenga Wi-Fi en un bus? Una vez más las diferencias entre las clases pudientes y las que no se hacen evidentes en los detalles más tontos.

domingo, 14 de agosto de 2011

Islas Ballestas


Como nuestro presupuesto no es infinito, en Ecuador no fuimos a las islas Galápagos. Todo el mundo dice que son impresionantes, pero el viaje a las islas es muy caro y se nos salía de presupuesto. Para compensar fuimos a las que llaman las Galápagos de los pobres, las islas Ballestas.
Las excursiones en barca hacia las islas salen del pueblo de Paracas, así que aprovechamos para hacer noche allí y disfrutar de un hostal con vistas al océano. Nada más llegar desde Lima nos fuimos a la reserva nacional de Paracas, un parque nacional en pleno desierto. Sólo la idea es extraña, parece que uno siempre se imagina un parque nacional como un lugar verde y montañoso. Recorrimos la reserva parando en los lugares en los que el desierto se encuentra con el océano Pacífico en forma de acantilados y playas.
Al día siguiente visitamos las islas Ballestas. Antes de que la barca hubiera salido del puerto ya vimos varios delfines. Al llegar a los islotes, porque no se les puede llamar islas de lo pequeños que son, fue el “despiporre”; la tierra estaba cubierta de varias clases de aves y pingüinos. Toda la gente de la barca se puso como loca a hacer fotos y entre clicks y clicks de las cámaras digitales yo alucinaba de ver lo cerca que estábamos de los animales y cómo estos nos ignoraban por completo. La barca siguió avanzando alrededor de las islas y después de un giro vimos una rocas donde había unos 8 leones marinos. Parece na tontería, pero verlos tan de cerca, y en su hábitat natural, como si no nos vieran, fue algo impactante. Una vez más yo era bastante escéptica y no creía que iba a ser tan fácil verlos.
De todos los animales que vimos, me quedo con los pingüinos. Yo siempre me los había imaginado grandes y torpes. Nada más lejos de la realidad, la especie que vimos, los pingüinos de  Humboldt, no miden más de 40 cm. Además son muy ágiles y no paran de moverse de un lado a otro.
Aunque las Galápagos siguen pendientes para un viaje futuro, las islas Ballestas fueron un buen aperitivo.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Placeres culinarios


Hace alrededor de 8 meses descubrí la comida peruana y el restaurante “Astrid y Gastón” gracias a mi hermano Andrés. Al planear el viaje y decidir que pasaríamos unos días en Lima supe que uno de los lugares de interés a visitar en la ciudad sería el restaurante original de Gastón Acurio.
Al intentar hacer la reserva para ir a cenar nos llevamos una decepción porque el local estaba lleno toda la semana; por suerte el horario de comidas no es tan concurrido y finalmente pudimos reservar una mesa.
Lo primero que me sorprendió al llegar es que desde fuera nadie diría que el local es un restaurante. La puerta está cerrada y en el pequeño cartel de la puerta sólo pone el nombre.
El pedido estaba claro: el menú degustación. Nada más pedirlo el camarero nos avisó de que el menú constaba de 13 platos y que se tardaba unas 3 horas en comer, y quiso asegurarse de que éramos conscientes. Nosotros ni cortos ni perezosos asentimos y pedimos un pisco sour de aperitivo.
Coincidiendo con esta comida celebramos la mitad del viaje, y la ocasión lo merecía todo. Mientras tomábamos el pisco empezamos la comida con una selección de 6 clases de pan, incluido un pan de chocolate y otro de patata, sencillamente deliciosos. A continuación unos aperitivos, que yo pensé ya eran parte del menú, pero que resultaron ser además de los 13 platos.
Cada plato era una delicia. Prácticamente todo el menú estaba basado en comida típica peruana de las diferentes regiones y en ocasiones fusionado con otras cocinas. Pudimos saborear: dos tipos de ceviche, pulpo a la brasa, cuy (conejillo de indias) al estilo pekinés, un arroz seco y vuelto a mojar, un ravioli de foie... todo delicioso.
Después de las tres horas yo casi no podía ni moverme. ¡Para que luego digan que en los restaurantes buenos no se come en cantidad!

Lima


Mientras recorría las calles de Miraflores no podía más que recordar alguno de los libros de Vargas Llosa, en los que narra la vida del barrio a principios del siglo XX. Con motivo del tan aclamado premio Nobel que el escritor ha recibido este año se ha montado toda una ruta por los lugares nombrados en sus libros.
Las calles son limpias y ordenadas. Los acantilados impresionantes. Los edificios y comercios modernos y elegantes. En fin podría decirse que estar en Miraflores es como estar en otro país. La gente moderna y con rasgos europeos ayuda a pensar que uno se encuentra en una de esas ciudades que no parecen tener raíces, y que a pesar de ser muy agradables no pertenecen a ningún país en concreto sino al mundo global.
Nada que ver con el centro de Lima donde se ve gente de menos recursos y arquitectura colonial. Las calles están abarrotadas de gente que vende todo tipo de cosas. Los autobuses colapsan el tráfico y hay un ruido de fondo de pitidos de coches y gritos de vendedores ambulantes.
Podría decirse que cada barrio de la ciudad tiene su encanto.
El centro conserva el alma de la ciudad. En él vive y trabaja el peruano de a pie, se ven restaurantes sencillos de comida típica y gente ajetreada de un lugar a otro.
Por otro lado Miraflores esta plagado de restaurantes chic y tiendas. Se ven muchos extranjeros residentes. Hay parques. Y por supuesto los acantilados, de tierra, desde donde se puede ver toda la bahía en la que está la ciudad.
Dos mundos totalmente diferentes en la misma ciudad.



martes, 9 de agosto de 2011

Adobe


Al entrar en Perú una de las cosas que más me llamaron la atención fueron las casas. Al principio no identficaba los materiales de los que estaban hechas, pero se notaba que eran diferentes, y mucho más endebles. Poco después salí de dudas cuando ví un secadero de ladrillos de adobe. Mientras atravesamos aldeas por la carretera vimos en varias ocasiones estos secaderos de ladrillos artesanales y cuanto más los veía más me llamaba la atención.
¿Cúan pobres deben ser que se fabrican ellos mismos los ladrillos?
En cuanto pude pregunté a uno de los guías para verificar que estaba en lo cierto. Mi sorpresa fue mayor al comprender que lejos de ser algo en vias de extinción, era practica habitual en todo Perú.
En principio pensé que la cosa no era tan grave ya que al encontrarse en el desierto, las casas no corrian riesgo de deshacerse, y que esa sería en parte la razón por la que no empleaban ladrillos de cerámica. Mi teoría se desontó al llegar a huaraz y comprobar que a las afueras de la ciudad, en las zonas más rurales y pobres, las casas estaban también hechas de este material. En plena montaña y con temporada de lluvias, el uso del adobe sólo puede explicar que no tiene recursos para hacer mejores construcciones. Eso si, en esta parte del país, y probabalemente para evitar que las casas se deshagan en temporada de lluvias, la parte inferior esta construída de piedra, desde el suelo y hasta una altura de medio metro más o menos.
La diferencia entre Colombia y Ecuador con Perú se me hizo más y más clara en cada detalle.


Laguna 69


El parque nacional del Huascarán (el pico más alto de Perú) tiene tantas lagunas que decidieron nombrar la mayoría de ellas con un número. Casualmente una de las más bonitas es la laguna 69. El taxi nos dejó dentro del parque nacional, justo después de pasar las lagunas Llanganuco, populares por su color verde esmeralda.
El día empezó con mal pie. A las 6 am un taxi tenía que venir a recogernos para llevarnos al parque. A las 5:45 bajamos a desayunar tal y como habíamos quedado con los dueños del hostal pero allí no había nadie. Con la mala leche normal a esas horas de la mañana y más sabiendo que has perdido tiempo de sueño para no desayunar vimos llegar a nuestro taxi. Justo en ese momento el dueño del hostal apareció con una cara de sueño increíble y nos dijo que nos sentáramos que nos iba a sacar el desayuno. Mientras nuestro taxi se escacharró, así que para cuando acabamos de desayunar no teníamos medio de transporte...El dueño del hostal, que es quien nos había contratado el transporte se fue y volvió al cabo de 15 minutos en un taxi. Pensamos que era el mismo arreglado pero cuando ya estábamos subidos el dueño del hostal se bajó y le dijo al taxista, que parecía que no estaba muy convencido, que nos tenía que esperar todo el día y que comprara algo para comer por allí; el taxista aún no muy convencido arrancó el coche. De camino primero paró a hinchar la rueda de repuesto y unos kilómetros más adelante paró delante de una casa y se bajó del coche. Al momento volvió con una mujer y cargada de trastos, que resultó ser su mujer. De camino aún hizo otra parada para comprar comida. Yo estaba flipando, el tipo había parado en casa había recogido a su mujer y se ¡la traía para que le preparara la comida!
Tardamos 3 horas en llegar a la laguna desde donde nos dejó el taxi. Por el camino, en pleno parque nacional, pudimos ver el Huascarán con sus dos cumbres nevadas. La senda atravesaba un valle formado por varios glaciares. De subida hacia la laguna y formada por agua que bajaba directamente de los glaciares había un catarata de salto inmenso. La imagen me recordó la fotografía de la película la misión. Justo cuando el camino parecía que no acababa nunca apareció la laguna. El esfuerzo mereció la pena, la laguna de color azul turquesa está a los pies de uno de los glaciares. Después de la caminata nada mejor que un buen picnic para disfrutar de las vistas y reponer fuerzas antes de volver.

 

lunes, 8 de agosto de 2011

Asambleas populares


Nada más llegar a Huaraz, después de un viaje nocturno en autobús desde Trujillo, fuimos a dar una vuelta por los alrededores. Siguiendo las explicaciones del dueño del hostal, nos fuimos hacia las ruinas de Wilkawain. En realidad las ruinas eran pequeñas y poco impresionantes. Por suerte el camino hasta llegar allí fue de lo más interesante.
Al salir del pueblo atravesamos varias aldeas/comunidades donde los campesinos, ataviados con el traje típico, hacían sus labores cotidianas. El día en cuestión era domino. Al pasar por varias de estas comunidades vimos que toda la gente estaba congregada en la plaza principal o en la pista de fútbol. En todas las ocasiones había dos o tres hombres en el centro, micrófono en mano y hablando en quechua; supongo que es lo más parecido a una reunión de comunidad de vecinos al más puro estilo “Aqui no hay quien viva”. Al atravesar la última aldea nos fijamos que la gente estaba en plena votación, todos en fila, con sus papeles en la mano. Es como retroceder en el tiempo. A juzgar por sus caras, nosotros resultamos ser tan exóticos para los campesinos como ellos para nosotros.

Huaraz


Es el paraiso de los motañeros. Un lugar a 3200 m y flanqueado por dos cordileras, la blanca y la negra. La cordillera blanca es conocida con este nombre porque sus picos están nevados. En ella esta la cumbre más alta de Perú, el Huascarán, una impresionante montaña nevada de dos picos.
Todo en la ciudad gira entorno a las actividades de motaña. Al acercarte a alguna de las agencias para preguntar por actividades te ofrecen, desde escalar un volcán helado hasta hacer parapente pasando por todo lo que se te pueda ocurrir. Por un momento estaba convencida de hacer una excursión de 2 días para subir a uno de los volcanes helados, crampones y piloet en mano. Por suerte Joan fue un poco más sensato y finalmente dejamos esas actividades para montañeros de pro. La cuestión es que cuando preguntas, te lo ponene todo tan fácil que te ves durmiendo en tiendas de campaña en el hielo, levantándote a las 5 de la mañana y avanzando a travñes del hielo cual Edurne Pasaban.
Al final y después de estudiar las posibilidades decidimos hacer excursiones de un día por nuestra cuenta. El resultado no podría haber sido mejor. Hicimos 3 excursiones, a cual mejor.

Lo bueno de estar a tanta altura es que en cuanto te metes un poco en la montaña y haces un hiking de unas 3 horas llegas a glaciares.

sábado, 6 de agosto de 2011

Trujillo


Nuestro segundo día en Perú emprendimos camino a Trujillo. Avanzamos durante 6 horas prácticamente en línea recta a través de desierto hasta llegar allí. De vez en cuando aparecía un riachuelo, y con el un pequeño oasis.
Al llegar a la ciudad nos sorprendieron las casas con balcones arabescos que abundan en el centro histórico. La arquitectura es típicamente andaluza, con casas de patios interiores y con motivos árabes como celosías de madera. El clima por fin acompañaba, y además de hacer calor el cielo estaba por fin azul. Después de más de una semana de cielos grises y lloviznas no hay nada mejor que ver el cielo despejado y el sol brillar.
Como tantas otras ciudades coloniales, el centro conservado es muy pequeño y a pesar de tener encanto sabe a poco.
Perú es conocido no sólo por la cultura Inca sino por la riqueza de las culturas pre-incaicas. Por suerte para nosotros en la ciudad de Trujillo se encuentran unas de las ruinas pre-incaicas más impresionantes de todo el país, Chan chan.

 Imaginaos, en medio del desierto, como si de Egipto se tratara, un complejo de templos perfectamente conservados, gracias a la arena. Las construcciones son de adobe. Se construyó alrededor del año 1300 d. C. y fue utilizada hasta que los Incas conquistaron a la civilización Chimú (los constructores). El complejo impresiona por lo grande y bien conservado. Está compuesto por palacios, templos y algunas tumbas de los ciudadanos más destacados. Las decoraciones en forma de red de pesca y los relieves de animales se repiten por todo el complejo. Pero si algo llama la atención es por qué se establecería esta civilización en un lugar tan árido encontrándose a solo 5 km del mar.
 
Para completar la visita fuimos a las Huacas del Sol y de la Luna. Aquí lo más interesante son los murales en relieve perfectamente conservados al encontrarse enterrados hasta hace poco más de 5 años. Parece mentira que aún hoy en día se puedan hacer hallazgos arqueológicos de esta magnitud. Al llegar al lugar y empezar a exploaralo te das cuenta de que la mayor parte está aún cubierto y por descubrir. Parece que todo el norte de Perú está plagado de ruinas que aún no se han encontrado y que pertenecen a culturas de las que no se sabe nada. Me imagino que este país es un paraíso para los arqueólogos.