Uno no se da cuenta lo cómodo y fácil que es todo con un tarjeta de crédito hasta que deja de poder usarla con normalidad. Teniendo en cuenta lo turístico que es Perú, y que hay pegatinas de Visa por todas partes, parecía que la cosa iba a ser fácil.
En realidad ya venimos acostumbrados a tener que pagar todo en efectivo en Colombia y Ecuador, así que yo ya me había hecho a la idea de sacar dinero en cajeros y regalar a mi querido banco la comisión. De todas formas siempre que veo un cartel de pago con tarjeta se me ilumina la cara y por supuesto prefiero ir a ese establecimiento para así evitar seguir sacando dinero y pagando comisiones.
Lo malo es que en Perú son muu listos y en algunos sitios han decidido que el cliente es el que tiene que pagar la comisión que les cobra el banco por el pago con tarjeta. Pero no sólo eso, en los sitios en los que te quieren cobrar esta comisión te dicen que es de un 10%, ¡si hombre!
El caso es que tienes que estar atento y preguntar antes de sentarte en ningún bar para que luego no haya sorpresas.
Con estas premisas llegamos a Aguas calientes, el pueblo más cercano a Machu Picchu. El lugar está muy bien. El entrono es inmejorable, con montañas con vegetación selvática y un río que bordea el pueblo. Como es un sitio muy turístico está lleno de restaurantes y hostales, por supuesto todos con su pegatina de VISA bien grande.
El día que visitamos Machu Picchu llegamos a Aguas calientes a eso de las 6 de la tarde. Estábamos cansados y hambrientos después de 12 horas en las ruinas. Elegimos uno de los restaurantes con pegatina y preguntamos antes de sentarnos si era posible pagar con tarjeta. Como siempre que te quieren convencer, nos dijeron que ningún problema.
Es gracioso porque cuando preguntas si se puede pagar con tarjeta siempre te miran como si fueras un marciano, tanto si te dicen que por supuesto que si (te miran como diciendo dónde te crees que estás), como si te dicen que no (como si pagar con plástico fuera una cosa de otro mundo)....
Es gracioso porque cuando preguntas si se puede pagar con tarjeta siempre te miran como si fueras un marciano, tanto si te dicen que por supuesto que si (te miran como diciendo dónde te crees que estás), como si te dicen que no (como si pagar con plástico fuera una cosa de otro mundo)....
El caso es que llegó la hora de pagar y yo muy contenta, ahora que tenía el estómago lleno, saco mi tarjeta. En seguida el camarero viene a recogerla:
Camarero: señorita que sepa que por pagar con tarjeta es un 10% , ¿le parece bien?
Helena: no, no me parece bien. (pobre no sabía a quién estaba preguntando...)
Camarero: Es que el banco nos cobra esa comisión y claro...
Helena: Eso no es cosa mía, yo he preguntado cuando he entrado y no me han dicho nada.. (mientras empecé a mirar a Joan con el rabillo del ojo esperando que tuviera la cara de Joder Helena por un euro págalo y vámonos)
Camarero: Bueno entonces pague en efectivo y no le cobro el recargo (el camarero no daba crédito, no creo que nunca le hayan dicho nada porque siempre pagan con tarjeta los extranjeros y como el 10% es tan poco dinero para los europeos seguro que nadie dice nada por no discutir)
Helena: No. ¡He venido aquí porque podía pagar con tarjeta! He preguntado a la entrada...
Joan: no estamos de acuerdo en pagar recargo. ¡O nos cobra con la tarjeta sin el recargo o nos vamos sin pagar! (Yo me quedé alucinada de la intervención de Joan).
Camarero: pero es que la comisión es muy grande... y lo cobran en todos los restaurantes...
Helena: Eso no es cierto, ayer estuvimos en el restaurante de enfrente y no tuvimos este problema... si me lo hubiera dicho, me hubiera vuelto a ir allí.
El pobre camarero viéndonos las caras de cabreo se fue para la cocina. Al momento volvió y nos cobró con tarjeta y sin comisión. Al final lo de menos es pagar un euro de más o de menos, es el hecho de que por ser turista extranjero te traten de idiota y ¡te quieran tomar el pelo!
Helena: Eso no es cierto, ayer estuvimos en el restaurante de enfrente y no tuvimos este problema... si me lo hubiera dicho, me hubiera vuelto a ir allí.
El pobre camarero viéndonos las caras de cabreo se fue para la cocina. Al momento volvió y nos cobró con tarjeta y sin comisión. Al final lo de menos es pagar un euro de más o de menos, es el hecho de que por ser turista extranjero te traten de idiota y ¡te quieran tomar el pelo!
De camino al hotel nos reíamos de la cara que había puesto el pobre camarero cuando Joan y yo nos habíamos plantado y nos habíamos negado a pagar de más. Creo que por un momento pensó que nos iríamos sin pagar.... jajajaja
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