Nuestro segundo día en Perú emprendimos camino a Trujillo. Avanzamos durante 6 horas prácticamente en línea recta a través de desierto hasta llegar allí. De vez en cuando aparecía un riachuelo, y con el un pequeño oasis.
Al llegar a la ciudad nos sorprendieron las casas con balcones arabescos que abundan en el centro histórico. La arquitectura es típicamente andaluza, con casas de patios interiores y con motivos árabes como celosías de madera. El clima por fin acompañaba, y además de hacer calor el cielo estaba por fin azul. Después de más de una semana de cielos grises y lloviznas no hay nada mejor que ver el cielo despejado y el sol brillar.
Como tantas otras ciudades coloniales, el centro conservado es muy pequeño y a pesar de tener encanto sabe a poco.
Perú es conocido no sólo por la cultura Inca sino por la riqueza de las culturas pre-incaicas. Por suerte para nosotros en la ciudad de Trujillo se encuentran unas de las ruinas pre-incaicas más impresionantes de todo el país, Chan chan.
Imaginaos, en medio del desierto, como si de Egipto se tratara, un complejo de templos perfectamente conservados, gracias a la arena. Las construcciones son de adobe. Se construyó alrededor del año 1300 d. C. y fue utilizada hasta que los Incas conquistaron a la civilización Chimú (los constructores). El complejo impresiona por lo grande y bien conservado. Está compuesto por palacios, templos y algunas tumbas de los ciudadanos más destacados. Las decoraciones en forma de red de pesca y los relieves de animales se repiten por todo el complejo. Pero si algo llama la atención es por qué se establecería esta civilización en un lugar tan árido encontrándose a solo 5 km del mar.
Para completar la visita fuimos a las Huacas del Sol y de la Luna. Aquí lo más interesante son los murales en relieve perfectamente conservados al encontrarse enterrados hasta hace poco más de 5 años. Parece mentira que aún hoy en día se puedan hacer hallazgos arqueológicos de esta magnitud. Al llegar al lugar y empezar a exploaralo te das cuenta de que la mayor parte está aún cubierto y por descubrir. Parece que todo el norte de Perú está plagado de ruinas que aún no se han encontrado y que pertenecen a culturas de las que no se sabe nada. Me imagino que este país es un paraíso para los arqueólogos.
Imaginaos, en medio del desierto, como si de Egipto se tratara, un complejo de templos perfectamente conservados, gracias a la arena. Las construcciones son de adobe. Se construyó alrededor del año 1300 d. C. y fue utilizada hasta que los Incas conquistaron a la civilización Chimú (los constructores). El complejo impresiona por lo grande y bien conservado. Está compuesto por palacios, templos y algunas tumbas de los ciudadanos más destacados. Las decoraciones en forma de red de pesca y los relieves de animales se repiten por todo el complejo. Pero si algo llama la atención es por qué se establecería esta civilización en un lugar tan árido encontrándose a solo 5 km del mar.
Para completar la visita fuimos a las Huacas del Sol y de la Luna. Aquí lo más interesante son los murales en relieve perfectamente conservados al encontrarse enterrados hasta hace poco más de 5 años. Parece mentira que aún hoy en día se puedan hacer hallazgos arqueológicos de esta magnitud. Al llegar al lugar y empezar a exploaralo te das cuenta de que la mayor parte está aún cubierto y por descubrir. Parece que todo el norte de Perú está plagado de ruinas que aún no se han encontrado y que pertenecen a culturas de las que no se sabe nada. Me imagino que este país es un paraíso para los arqueólogos.
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